Esto del fútbol estresa un montón a todo el mundo, excepción hecha del vicepresidente madridista Emilio Butragueño que debe practicar el sexo tántrico y el Zen. La federación australiana acaba de mandar a su seleccionador de fútbol directo al diván del psiquiatra. Frank Farina agarró el otro día por el cuello a un periodista del canal de televisión SBS, después de un partido amistoso contra Irak. ¿Qué habría pasado si el partido, en vez de resultar amistoso, hubiera sido decisivo?... No es la primera vez que Farina pierde así los nervios, y eso que a Australia no le va nada mal en su grupo de clasificación para Alemania 2006: es muy posible que gane la zona de Oceanía y entonces deberá enfrentarse con el quinto clasificado de Sudamérica por una plaza en el Mundial. ¿Por qué tanta mala leche contenida?
Lo más curioso de todo es que uno de sus antecesores en el cargo, Rale Rasic, opina que la decisión supone una humillación en toda regla para Farina y que esto dará pie a los jugadores para que cuestionen a partir de ahora sus decisiones... Claro, ¡ahora entiendo por qué Angel María Villar no le dijo absolutamente nada a Javier Clemente cuando éste se bajó los pantalones en medio de un entrenamiento y les enseñó el trasero a los fotógrafos!... España le vio el pompis a Clemente, los jugadores no cuestionaron ni una sóla de sus decisiones, pero la selección tampoco se comió un colín. Tres en uno.
