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Amando de Miguel

Hablar es polemizar

A propósito de la vergonzosa polémica sobre el Archivo de Salamanca, Luigi se burla del argumento oficial empleado por la vicepresidenta del Gobierno: “Se mantiene la unidad del Archivo y de todos los documentos trasladados se mantendrán copias en el Archivo de Salamanca y serán copias auténticas”. Don Luigi insiste en la aberración de “copia auténtica”. A mi parecer no es eso lo más grave. La copia puede ser “auténtica”, o mejor, “autentificada”, porque un notario da fe de la fiel reproducción. Lo aberrante es que no se hayan llevado esas copias a otros lugares, dejando el original en el Archivo. Después de ese precedente, preveo la desmembración de todos los archivos y museos. Por ejemplo, el cuadro de “Las lanzas” de Velázquez iría a Holanda y aquí se quedaría una copia o una fotografía digitalizada. Fantástico.
 
Antonio Miguel Méndez Cea ha empezado a investigar las raíces de ese extraño vocablo alipori (= vergüenza ajena, en el sentido de la vergüenza por la que el otro no siente). Lo trajo a colación un comunicante que yo creía anónimo pero que es Miguel Quílez Sánchez. Según don Antonio, el filósofo Manuel Sacristán afirmaba que era una palabra vasca. Áteme usted esa mosca por el rabo, para decirlo con una frase que tanto le gustaba al bueno de Manuel Sacristán. Para mí que lo del alipori fue una broma de Eugenio d’Ors, un invento suyo. Manuel Sacristán tuvo que conocer a don Eugenio.
 
Agustín (sin más) asegura que en Tele 5 escuchó decir varias veces a la presentadora del telediario lo de “el cardenal carmalengo”. La de Antena 3 recalcó claramente lo de pantomina. Razona don Agustín que “son profesionales de Ciencias de la Información”. Créame, eso no asegura nada. Por otra parte, al más pintando se le trabucan las palabras. Todos los días no se levanta uno con cardenales camarlengos, los de la “cámara”.
 
Marcos Ferreiro Torres (A Coruña) hace una pequeña corrección fraterna a LD cuando decía que Benedicto XVI confirmaba los altos cargos de la Curia “hasta nueva orden”. Se aducía la fórmula jurídica de donec aliter provideatur, (= mientras no se provea de otra forma). Don Marcos, que es un fino, sostiene que a esa cláusula le falta un non. No sé si tiene razón, pero la cláusula jurídica y científica usual es donec contrarium probetur (= mientras no se demuestre lo contrario). No acabo de ver el non, aunque puede que sea mi ignorancia. Pero doctores tiene el lectorado de esta seccioncilla que sabrán responder. Esa es la lengua viva.
 
Gonzalo Vázquez-Dodero me echa una reprimenda por presumir yo de que el famoso soneto anónimo “No me mueve mi Dios para quererte” es de Santa Teresa. “De ningún modo”, afirma don Gonzalo. ¿Cómo lo sabe usted, don Gonzalo? Y añade: “todo lo más, de San Juan de la Cruz”. La verdad es que San Juan de la Cruz y Santa Teresa escribían poemitas al alimón o en forma de réplicas. No me extrañaría nada que el famoso soneto (para mí, el mejor de la lírica religiosa española) hubiera sido una creación conjunta de los dos místicos. Pero a mí me pega que solo una mujer tan apasionada como Teresa de Ávila pudo reflejar la hondura de ese soneto. Es la oración más fervorosa que conozco. Tengo derecho a atribuírselo a la santa de Ávila. Es más, puedo imaginar ante qué imagen de Cristo se le ocurrió el soneto. Pero, si se lo digo, don Gonzalo me fulmina. En un próximo libro mío se desvela el secreto.
 
Ramón Boixet (Oftringen, Suiza) me proporciona una lección de onomástica futbolera. “El equipo de fútbol F.C. Bayern München, fundado en 1900, lleva el nombre de Bayern (= Baviera) y detrás el de München (= la ciudad de Munich), de manera que es el Fútbol Club Baviera de Munich. Por este motivo, puede existir otro F.C. Baviera en otra ciudad. Cosa que ocurre, por ejemplo, con el F.C. Bayern Hof, de la ciudad de Hof, fundado en 1910. Con Austria, tres cuartos de lo mismo. El F.C. Austria Wien debe traducirse como el F.C. Austria de Viena. Existe un F.C. Austria Salzburg para mejor demostración. Lo peor, a mi entender, es que, tanto en radio como en televisión, se refieran siempre al Bayer de Munich. Bayer es una empresa química de la ciudad de Leverkusen y por eso existe un club de fútbol llamado Bayer Leverkusen. El de Munich es Bayern con n final”. Sí, señor, toda una lección. Solo me queda añadir una pequeña nota erudita. No debe confundirse la Farbenfabriken Bayer Aktiengesellschaft con la Bayerische Motoren Werke Aktiengesellschaft. La última se conoce como BMW, con los colores de la bandera de Baviera (blanco y azul).
 
Más sobre onomástica futbolera. Daniel Zylberstein precisa que la denominación del famoso Milan es así como se designa. Nada de Milán ni de Milano. La explicación es que ese equipo lo fundó un inglés y lo llamó así:Milan Cricket and Football Club.

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