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José Carlos Rodríguez

Newsweek

El caso Newsweek es un ejemplo más de cómo parte de los medios estadounidenses ven la verdad en el mensaje que quieren transmitir, y no tanto en las informaciones concretas de que se valen para hacerlo

Newsweek publicó un artículo que, entre otras cosas, afirmaba que en los interrogatorios el ejército americano había llegado a tirar un ejemplar del Corán por el desagüe del váter. La información llegó a los oídos de millones de musulmanes en todo el mundo, parte de los cuales reaccionaron con extrema violencia. Han matado a no menos de 17 personas y dejado heridos a más de un centenar. Una tragedia que tiene su origen en una noticia falsa; el propio Newsweek ha tenido que reconocerlo recientemente. Un incidente muy desgraciado que invita a plantearse una vez más la responsabilidad del periodista y la situación, cada vez más penosa, de los medios de comunicación tradicionales.
 
El periodista recibió la información de una fuente anónima procedente del gobierno, y la única “comprobación” adicional consistió en que otra fuente también anónima y gubernamental no le pudo desmentir la historia. ¿Cómo podría hacerlo? Para ello tendría que tener conocimiento de todas las posibles actuaciones en Guantánamo, lo que es absurdo. No se puede probar que un evento no tuvo lugar y por tanto ese desmentido no tiene ningún valor. Pero al periodista, Michael Isikoff, le pareció suficiente. Siguió con la historia y parece que ni siquiera la dificultad de hacer desaparecer un libro por un desagüe así le hizo dudar o planteárselo dos veces antes de publicar el artículo. Cuando la Casa Blanca desmintió el hecho, la fuente anónima empezó a no recordar dónde había leído sobre el supuesto ataque a los sentimientos religiosos del recluso.
 
Applebaum, del Washington Post, ha declarado que lo importante es que la historia es creíble. Se ve que lo que importa, para la periodista, no es que la historia sea verdad. Porque, de un modo general, lo que importa es esa verdad profunda en que consiste la ideología. Como en el caso de Dan Rather, lo importante según el periodista no es la veracidad del caso concreto del Corán sino el haber dado con una nueva oportunidad de apuntalar la ideología que solo ve en la lucha contra el terrorismo por parte de la Administración Bush violaciones de derechos y atentados contra la dignidad de las personas. Se centran en un caso puntual, en este caso además falso, sin resaltar que a todos los recluidos en Guantánamo se les dio un ejemplar del Corán y que se les permite practicar los ritos de su religión. Y eso que rezan cinco veces al día todos los días del año.
 
El resto de los medios de comunicación, por lo general, han reaccionado tarde y mal en la condena de la falsa historia de Newsweek. Uno podría pensar que la ocasión era apropiada para hacer exactamente todo lo contrario: resaltar el error de un competidor en la esperanza de que los lectores saltaran al propio medio. Pero no ha sido así, aparte de los medios conservadores, y por motivos estrictamente ideológicos. Ocurrió exactamente lo mismo cuando Dan Rather se vio desmentido en su falsa acusación a George W. Bush. ¿Porqué? Quizás porque se sienten en parte atacados con las denuncias sobre la falsedad de ciertas informaciones, aunque sean de otros medios, ya que se ven reflejados en las mismas prácticas. Esa defensa de Newsweek ha llevado, ya en España, a casos ciertamente vergonzosos.
 
El caso Newsweek es un ejemplo más de cómo parte de los medios estadounidenses ven la verdad en el mensaje que quieren transmitir, y no tanto en las informaciones concretas de que se valen para hacerlo. Pero también ha suscitado un problema moral de enorme interés. ¿Es Newsweek responsable de las muertes que se produjeron tras la publicación de su artículo?
 
Cada persona tiene siempre la opción de actuar moralmente. Siempre. Independientemente de las circunstancias. No hay causas externas de las acciones individuales, porque uno guarda la capacidad, y por tanto la responsabilidad, de, por ejemplo, no matar a un semejante. Los islamofascistas que acabaron con la vida de casi dos decenas de americanos son los responsables de esos actos execrables. Si la historia de Newsweek hubiera sido cierta no se le podría asignar ninguna responsabilidad. Pero ¿y en este caso, que ha resultado ser falsa?
 
Tampoco; uno no puede ser responsable del comportamiento ajeno. Pero nada le impedía a la revista haberse comportado con responsabilidad. Nada le impedía plantearse si esa historia aportaba en realidad algo.Newsweekes responsable de haberse dejado llevar por su decidida voluntad de dañar al Presidente Bush y de esquivar la honradez intelectual si lo considera necesario para ese propósito.

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