Menú
José Carlos Rodríguez

Había motivo

En más de tres décadas de actividad criminal de ETA, no hemos visto que esos intelectuales y hombres/mujeres de la kultura unan sus firmas en una condena a ETA sin matices y sin añadidos

Casi un millón de personas han exigido al Gobierno que deje de negociar con ETA, pese al silencio de los poderes fácticos fácilmente reconocibles y de su vano intento de desacreditar la manifestación. Todos han dicho al Gobierno que no tiene títulos para negociar con la dignidad de las víctimas. El Gobierno de ZP ya ha entregado a la organización terrorista un ominoso incumplimiento de la Ley de Partidos, permitiendo la participación del partido terrorista de las tierras vascas en las elecciones autonómicas. Permite, además, manifestaciones de otras ramas de la organización ilegalizada. Estos adelantos del gobierno en su negociación con ETA legitiman desde el Ejecutivo la actividad criminal de los terroristas, desprecian la voz y la dignidad de las víctimas, y alientan al mundo social-nacionalista a seguir, cuando más débiles estaban. Porque ahora saben que sus crímenes no han sido, y no serán, en vano. Tienen además la cobertura moral de quienes llaman diálogo a su chantaje.
 
Entre ellos se encuentran esa rama de intelectuales de los que no leen. Ese intelectualismo valiente contra el débil, solícito con el poderoso y solidario consigo mismo. Ese intelectual ignorante, que se arroga la palabra cultura, degradándola, y la utiliza para sus fines ideológicos. Todos los tenemos en mente, aunque ninguno nos haya recordado su existencia este sábado. Ni en la manifestación ni fuera de ella han utilizado su complicidad con los medios para recabar el apoyo de la gente a las víctimas. Tampoco la han necesitado. Pero ellos no estaban dispuestos a prestarles ninguna ayuda. Quizás se sientan incómodos ante la dignidad de las reivindicaciones de las víctimas de ETA.
 
Quizás el problema sea otro. El intelectual Luis Tosar declaró en una entrevista que desea la negociación con la organización asesina para saber “qué es lo que quiere ETA”, como si tres décadas de actividad pública, parlamentaria y periodística de la banda no le parecieran suficientes. Mientras que no ha visto frutos en la persecución de los terroristas con la ley en la mano de los gobiernos de Aznar, declara que “sí he visto frutos en el caso de Carod-Rovira. Todo esto es muy controvertido, pero frutos los ha habido, por lo menos para Catalunya”. Si que los asesinos corrijan la diana le parece a Luis Tosar un buen resultado, los que siguen dentro de ella no le merecen ningún respeto. Era de esperar, por tanto, la ausencia del intelectual Tosar. También la del equidistante Julio Médem o la de tantos que se solidarizaron con el cineasta cuando las víctimas de los terroristas se sintieron ofendidas por La Pelota Vasca.
 
Ni fueron, ni se les esperaba. En más de tres décadas de actividad criminal de ETA, no hemos visto que esos intelectuales y hombres/mujeres de lakulturaunan sus firmas en una condena a ETA sin matices y sin añadidos. Quienes se apresuran adefender“la experiencia democrática venezolana”, o la de Cuba, (pero no la del Irak de hoy) no se han movilizado para vertebrar el necesario arrinconamiento social del mundo etarra. Este sábado volvieron a estar ausentes en esa lucha, pese que para esa movilización hay motivo. Sobran los motivos. Lo que falta es el valor y el compromiso de defender a los débiles.

En España

    0
    comentarios