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Juan Manuel Rodríguez

Otro nuevo Pelé

Robinho, el nuevo Pelé, este Pelé de principios de siglo, vendrá al Real Madrid, cuestión que no lograron en su día que hiciera el Pelé original

En Brasil todos los futbolistas empiezan siendo "Pelés", tal es la expectación que genera entre la afición canarinha la vacante dejada en su trono por O Rei. En Brasil todos los futbolistas empiezan siendo "Pelés", del mismo modo que en Liverpool esperan el renacimiento de otros Beatles y en el Actor's Studio trabajan con ahínco para que surja cuanto antes el nuevo Marlon Brando, aquella inmensa presencia que llenaba por sí sola la pantalla. Zico fue el "Pelé blanco" y Romario el "sucesor de Pelé". Ronaldo, Ronaldinho y Denílson fueron también, en mayor o menor medida, "Pelés" de segunda o tercera generación, pero siempre se produce al final una selección natural que coloca a cada uno en su sitio. La espada Excalibur sigue hundida en el yunque a la espera de que alguien se convierta en el nuevo "Rey del fútbol mundial". Todos los futbolistas anteriormente citados tenían algo que los convertía en únicos e irrepetibles, pero ninguno fue Pelé.
 
Ahora el Real Madrid está a punto de traerse a Robinho, un gambeteador surgido de la profundidad de las aguas de Sao Vicente, un niño de pagode futbolístico y zurda prodigiosa, otro Pelé, el nuevo O Rei. Robinho es fino y delicado, un avispado peso pluma que hace tiempo decidió instalar su tienda de campaña en plena "zona comanche" y sobrevivir a base de engañar con sus bicicletas a los defensas, incapaces de seguirle entre tanto Tourmalet de regates, quiebros, malabarismos y juego de pies. El nuevo Pelé, este Pelé de principios de siglo, vendrá al Real Madrid, cuestión que no lograron en su día que hiciera el Pelé original. Y al fin, Santiago Bernabéu se saldrá con la suya como era de esperar.
 
¿Estará llamado Robson de Souza a arrancar por fin del yugo la espada Excalibur del "Rey del fútbol mundial"?... Antes que él, otros muchos fracasaron en el intento. Pero algo sí tengo claro: bajo el disfraz de esos insignificantes ciento setenta centímetros de altura y sesenta y un kilos de peso se esconde un gran futbolista, quizás un crack. Posiblemente hagan mal en Brasil esperando al nuevo Pelé, porque Pelé sólo hubo uno, irrepetible y genial. Probablemente se equivoque el madridismo esperando que en su primera temporada este chico de la playa de los millonarios levante de sus asientos a los silenciosos socios del fondo norte. O puede que Robinho sí sea finalmente Pelé, quién sabe, todo es posible en Brasil.

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