Como sólo en Madrid llevamos este año tres coches bomba de la ETA, dos de ellos en el último mes, con docenas de heridos y de milagro sin muertos, el Gobierno de Zapatero y Montilla ha decidido no insistir demasiado en el mantra rubalcabiano: “ETA lleva dos años sin matar”. Y es que en ese tiempo lo ha intentado muchas veces, en cualquier momento lo puede conseguir y a ver entonces quién explica esa tozudez de la realidad en no obedecer a la propaganda del PRISOE. Pero como, evidentemente, están decididos a aliarse con la ETA y con quien sea contra el PP, la “Pravda” de Polanco acaba de alumbrar una nueva fórmula que siendo diferente significa lo mismo: la de la “violencia contenida” de la banda etarra. Citando explícitamente al Gobierno.
Hay una forma segura de contener la violencia, que es dejar de ejercerla. No matar, no poner bombas, no chantajear a empresarios o no amenazar a los ciudadanos que no son nacionalistas serían indicios suficientes, pistas seguras de que esa contención es un hecho o está en camino de serlo. Pero nada de eso sucede. Al revés: gracias a Zapatero el partido de la ETA manda en el Parlamento Vasco, pone y quita presidentes en el Gobierno autónomo y presiona para devolver a la franquicia matriz, la de Batasuna, los privilegios institucionales y prebendas económicas que, hoy por hoy, y por mucho que se empeñe Conde Pumpido, hace imposibles la Ley de Partidos. Y en la calle, ha retornado el terrorismo callejero, condonado y casi aplaudido en su absolución de SEGI por el juez Pedraz, el mismo que dice que De Juana Chaos no es de la ETA sino del MLNV en otra de sus sentencias, letales para la lucha contra el terrorismo. En cuanto a la ETA, hace lo que puede. Y por lo visto, salvo que alguien le esté ayudando, puede bastante.