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Jorge Martínez Fernández

Zero

El lobby gay se presenta ahora como dueños de las sonrisas y las palabras dulces. Se han olvidado de sus aplausos a Alfonso Guerra cuando tildó de mariposón al candidato del Partido Popular; se han olvidado de su intento de agresión a Ana Botella

Antes de nada, pido perdón por expresar públicamente mi condición de heterosexual; se que es un grave error pero lamento reconocer que me encanta cometerlo. No tengo nada contra los homosexuales aunque no voy a caer en el error de justificar esta afirmación diciendo que tengo amigos de esa condición ya que, al contrario de los que pretenden justificar su progresismo, nunca he valorado otra condición en mis amistades que la generosidad y la lealtad importándome un pimiento su orientación sexual.
 
Se que nunca publicaré un artículo en la Revista Zero, ni ganas que tengo; es la misma revista que en plena campaña electoral de cara a las elecciones generales del 2004 sacó en su portada una imagen de Mariano Rajoy, bajo el titular: ¿Se puede sacar del armario a un Presidente del Gobierno?
 
Así de sencillo y de estúpido es el exhibicionismo radical de la mayor publicación del existente, aunque no reconocido, lobby gay en nuestro país. Un lobby que cree haber alcanzado su máximo esplendor al situar a Pedro Zerolo como exponente de una nueva manera de hacer política y a Zapatero como el nuevo líder de un mundo mejor.
 
Pero a raíz de las elecciones generales han disfrazado sus dientes de lobas en pieles de ovejitas y han transformado su mezquindad en un mundo de color de rosa. El lobby gay se presenta ahora como dueños de las sonrisas y las palabras dulces. Se han olvidado de sus aplausos a Alfonso Guerra cuando tildó de mariposón al candidato del Partido Popular; se han olvidado de su intento de agresión a Ana Botella cuando fue a explicar a los responsables de los colectivos homosexuales en Madrid el programa electoral de su partido; se han olvidado de sus ataques al Ejército y a la Iglesia.
 
Su memoria es débil porque fuerte es su apoyo mediático, su presencia social en determinados foros y su peso en el partido que gobierna actualmente España. Tanto es así que hasta se atreven a pedir a Francisco Vázquez que abandone la política sin valorar que ellos no han ganado nada; salvo una batalla por ellos iniciada y cuyo objetivo es la familia.
 
Ahora, mientras Mariano Rajoy por cierto celebra el nacimiento de su segundo hijo, la amnesia ha llegado a los miembros de este lobby que el sábado mostró a España su orgullo de ser homosexuales. Hace unos días fueron muchos más los españoles que mostraron su orgullo de ser parte de una familia. Unos tienen el apoyo de Rodríguez Zapatero, que ve en ellos un mundo mejor, otros sufren por parte del mismo un cruel desprecio, pues ve en ellos una idea con la que quiere acabar: que todos los españoles somos iguales.
 
La igualdad es para el actual Presidente del Gobierno el derecho y la exaltación de las minorías. Por eso seguiremos siendo muchos los españoles que no creeremos que sus iniciativas sirvan para que en España vivamos en un mundo mejor.

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