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Amando de Miguel

Cuestión de palabras

Tengo para mí que el feminismo radical es más bien androfobia, aunque este comentario pueda ser tachado de machista. Tanta es la fuerza del feminismo.

María Elena Mulet se queja de que yo diga “hispanoparlante” y razona que “en nuestro idioma no se parla sino que se habla”. Añade: “tengo entendido que parla es un vocablo con matices peyorativos”. En efecto, parla, parlador, parladuría, parlaembalde, parlanchín, parlería, parlero, parleta, parloteo son voces despreciativas. Pero la voz parlamento bien encomiástica es, lo mismo que parlamentar y otros derivados. Me gusta decir hispanoparlante porque las dos palabras están más cerca del latín: Hispania y parlar. Además, hispanohablante tiene esa sinalefa de “-no ha-”. Pero, en fin, tampoco es cuestión de desechar esa variación de hispanohablante.
 
Doña María Elena me plantea lo del uso del prefijo ex cuando se refiere a un cargo, título o estatuto que ha perdido vigencia o realidad. A doña María Elena le suena mejor decir “ex presidente” o “ex marido”. Pero para mí subsiste la vacilación. Me suena mejor “exfumador” y “ex presidente”. Es decir, la condición sustantiva hace que se forme una nueva voz, mientras que el cargo conserva mejor su significación con el de “ex” separado. Me gusta mucho lo de “ex” como sustantivo, sin más, para referirse coloquialmente, con su punto de ironía, al “ex marido” o “ex mujer”. Naturalmente, el plural sería “los exes”, que parece de Arniches. ¿Por qué no podemos jugar un poco con las palabras cuando convenga?
 
Francisco Javier Anquela Mencía (Talavera de la Reina, Toledo) recuerda algunos errores en ciertas palabras técnicas. Por ejemplo, intersecar (= cruzar) que no debe ser intersectar; aunque sí cabe intersección. O extrudir (= dar forma a una masa a través de una abertura) que no debe convertirse en extrusionar, aunque es correcto decir extrusión. Ya de puestos, don Francisco Javier recuerda que no debe confundirse parábola (función geométrica) con parábola (evangélica); hipérbola (función geométrica) con hipérbole (= exageración); elipse (función geométrica) con elipsis (= omisión de algunos elementos gramaticales).
 
Antonio Carpi Martin (leridano residente en Andorra) siente curiosidad por la exacta significación de “transalpino”. Muy fácil. Para los antiguos romanos, transalpino era “lo que está más allá de los Alpes”. Por la misma razón, Italia puede ser transalpina para los franceses o los alemanes. Del mismo modo, “transpirenaico” es para los españoles lo que está más allá de los Pirineos, empezando por Francia. Andorra y Arán serían valles pirenaicos.
 
Decía yo aquí que no teníamos una palabra abstracta para referirse a los abuelos, así como disponemos de paternidad, maternidad o fraternidad para indicar, respectivamente, los padres, la madre o los hermanos. José Ignacio de Arana Amurrio (Madrid), tan cumplido, me avisa de que sí existe la palabra pedida: atavismo (= referido a los abuelos o antepasados). Agradezco mucho el regalo. Desgraciadamente, atavismo tiene un sentido ligeramente desdeñoso. En latín, atavus es más bien lo que nosotros identificamos como “tatarabuelo”, esto es, el abuelo del abuelo. El femenino es atavia. Bueno, de momento me quedo con abuelidad, como el rasgo que distingue a los abuelos o bisabuelos. Reconozco que es un barbarismo, pero a veces se necesitan nuevas voces.
 
José Antonio Martínez Cofiño entiende que se diga misógino (= odia a las mujeres), pero le gustaría saber cómo se llama al que odia a los varones. Es claro: andrófobo. La androfobia es tanto o más frecuente que la misoginia. Si el homicidio es la expresión máxima del odio, la estadística nos dice que en España tres de cada cuatro personas que mueren por homicidio son varones. Sin embargo, es más noticioso el asesinato en el que la víctima es mujer. Por lo mismo, el feminismo es un formidable grupo de presión, una encomiable ideología. Pero el masculinismo no existe y el machismo es una excrecencia. Tengo para mí que el feminismo radical es más bien androfobia, aunque este comentario pueda ser tachado de machista. Tanta es la fuerza del feminismo.
 
Pablo Pichaco García (Algeciras, Cádiz; residente en Granada) recoge un barbarismo del ministro Solbes: los “utilizadores” de petróleo. Con lo fácil que sería decir “usuarios”, “consumidores”, “compradores”. Pues nada,utilizadores. La cosa es confundir al contribuyente.

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