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Encarna Jiménez

Doctorado en corazón

una de las señas de identidad del programa es que no paga a los que participan, pero algunos personajes conceden exclusivas a TVE para contraponer informaciones de otras cadenas

El programa “Corazón, corazón” que presenta Cristina García Ramos en TVE acaba de cumplir 12 años en antena —que se dice pronto— y, casualmente, ha coincidido este aniversario con la lectura de una tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid sobre “Tómbola” a cargo de Teresa Mercado, profesora valenciana que ha obtenido sobresaliente “cum laude” con tan vilipendiado asunto. “Corazón” y “Tómbola” son el padre y la madre de los llamados programas rosa, que se han multiplicado y tienen ahora peligrosas derivaciones en las que se bordea el delito. Ante este panorama, tanto la producción de TVE como la de Canal 9 aparecen como clásicos de otros tiempos. La diferencia es que uno ha resistido y el otro fue devorado por los hijos que creó.
 
De “Corazón, corazón” siempre se ha dicho que era el “Hola” de la televisión, con su respeto a las familias reales y a la aristocracia y su información positiva, pero como le ha ocurrido a la revista en la que hoy ya puede ser portada Jesulín y tener como reportaje principal el hijo negrito de Alberto de Mónaco, Cristina García Ramos se ha ido adaptando a las circunstancias y “popularizando” el formato. Para ello y, en primer lugar, ha ido poniendo al día su rostro, porque nadie diría que han pasado una docena de años por esa cara sino otros tantos milagros. Introduce publicidad personalizada, cuenta con algún comentarista gritón y se enreda con temas morbosos como el de Farruquito. Una de las señas de identidad del programa es que no paga a los que participan, pero algunos personajes conceden exclusivas a TVE para contraponer informaciones de otras cadenas. Entre este y otros arreglos Cristina ha conseguido mantenerse al frente de la madre de los informativos rosa con cierta elegancia mientras que en otras cadenas se adoptaban modelos más agresivos como ¡Aquí hay tomate!
 
“Tómbola”, sin embargo, cayó porque tenía una contradicción insuperable. Aunque cuando se creó fue una novedad, y hay que reconocer que el invento de Jesús Mariñas ha dado mucho de sí, no podía ser producido por una cadena pública, de modo que poco a poco fueron quitándole apoyos y no pudo competir a golpe de talonario con el circo de los famosos. Hoy sus componentes andan dispersos y no les falta trabajo, porque no hay magazine que no introduzca las principales características del "talk show" que nació en Valencia y duró ocho años.
 
El programa de Cristina García Ramos, con su dulce acento canario y sus derivados de las cuatro estaciones no se ha metido en ningún charco y apadrinó a Anne Igartiburu, toda miel; “Tómbola”, por el contrario, ha sido objeto de denuncias y “rifirrafes” políticos y fue símbolo de la “telebasura” hasta que ésta adquirió múltiples manifestaciones y significados que hoy tenemos concentradas en “el tomate”.

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