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EDITORIAL

Los terroristas no quieren que cunda el ejemplo británico

Los terroristas querían y todavía quieren que cunda el claudicante y apaciguador ejemplo de ZP. A la vista está que -al menos, por ahora- no lo han conseguido en Gran Bretaña

Las incesantes muestras de unidad y firmeza con las que gobierno y oposición están reaccionando en Gran Bretaña a los ataques terroristas del 7-J, no hacen más que desacreditar, dentro y fuera de nuestras fronteras, la infame utilización política que, para regocijo de los terroristas, hicieron del 11-M el PSOE y Prisa contra el gobierno del PP.
 
El primer discurso de Blair tras la masacre, en el que aseguró a los terroristas que Gran Bretaña permanecería unida, inmutable y firme frente a sus pretensiones intimidatorias, no sólo fue la respuesta adecuada a las esperanzas de los autores de la matanza, sino también todo un contra ejemplo de lo que había sucedido en España tras el 11-M.
 
Este lunes, el lider de la oposición, el conservador Michel Howard, ha felicitado a Blair y ha dicho sentirse “orgulloso” de su gobierno. Y eso que Blair, “por razones obvias” no ha querido ofrecer detalles de la investigación policial, en unos momentos en que ni siquiera se ha dado una cifra oficial y definitiva de fallecidos. No creemos que haya que recordar, por el contrario, la carencia de escrúpulos y la activa intervención de la oposición y de sus medios de comunicación que, en España, hicieron posible que los terroristas pudieran contemplar regocijados –aquí sí– cómo, tras la matanza, se producía una histórica división ciudadana y un histórico cambio de gobierno, de política exterior y de política antiterrorista. Y eso que aquí, el gobierno de entonces retransmitió, prácticamente en directo, la información que le iba llegando de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
 
No nos cansaremos de recordar esos días de infamia protagonizados por el PSOE y sus medios de comunicación. Más aún cuando Rubalcaba ha tenido este la lunes la desfachatez de tratar de hacérnoslos olvidar, al afirmar que en España “nadie acusó al Gobierno de imprevisión”. Podemos, ciertamente, acudir a la fonoteca de la SER para demostrar que eso mismo hizo el ministro Alonso el 27 de abril de 2004. Sin embargo, debemos insistir en que el PSOE y Rubalcaba hicieron algo todavía mucho más abyecto y, sobre todo, más apreciado por los terroristas, como fue acusar al Gobierno del PP de mentir para poder acusarlo, a su vez, de su supuesta responsabilidad política de la masacre por su alineamiento con los EE UU en Irak.
 
Un día antes de violar la jornada de reflexión y de acusar abiertamente al Gobierno de mentir, el propio Rubalcaba ya dejó caer el insidioso comentario de que, ante una hipotética autoría islamista, sí que cabría exigir una “responsabilidad política” al PP por su alineamiento con Bush. Esa fue, de hecho, la misma reacción que, meses antes, había tenido Felipe González en las páginas de El País, pocos días después de los atentados de Casablanca.
 
Que ahora Rubalcaba pretenda hacernos creer que nada tuvo que ver su partido y sus medios de comunicación en el acoso a las sedes del PP y en la culpabilización de Aznar, -que tanto entusiasmo provocaron, por cierto, en terroristas conocidos del 11 M como El Egipcio- es el colmo de la impostura; como lo sería olvidar los elogios de todas las organizaciones islamistas –y también de ETA- al gobierno del 14M por la precipitada retirada de Irak; como lo sería olvidar que han sido autores del 11M los que han puesto a España como “ejemplo” de lo que los terroristas podían conseguir políticamente si hicieran un atentado similar en Italia; como lo sería olvidar que ZP hizo un llamamiento a los aliados de Bush a desertar de Irak, que es exactamente lo que pretendían los terroristas que, en esos momentos, decapitaban en directo a ciudadanos de países cuyos gobiernos permanecían firmes.
 
Ciertamente, los terroristas, sean galgos o podencos, querían y todavía quieren que cunda el claudicante y apaciguador ejemplo de ZP. A la vista está que -al menos, por ahora- no lo han conseguido en Gran Bretaña.

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