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Amando de Miguel

Un poco de Geografía nunca viene mal

Paz Castro Gasalla (filóloga) corrobora que “mediterráneo”, como adjetivo, se refiere también a lo que está en el interior de una vasta extensión de tierra. Cita un texto de Bernardino Gómez Miedes, una Historia de Jaime el Conquistador, en el que, al hablar de Zaragoza, señala que “es muy mediterránea y alejada de la marina”. Describe el miedo de “los soldados mediterráneos, que jamás entraron en mar, ni sabían qué cosa era tormenta”. Agradezco mucho la ilustración. En el DRAE está claro que mediterráneo es “lo que está rodeado de tierra” y en medio de la tierra.
 
José María Navia Osorio aporta otra ilustración a ese concepto olvidado de lo mediterráneo. Los textos escolares de Bolivia se refieren a la obsesión nacional por conseguir la salida al mar al ser un país “mediterráneo”. A los niños bolivianos se les enseña la última frase que pronunció el héroe Eduardo Avarua en la guerra contra los chilenos en pos de la salida al mar: “¡Que se rinda su abuela, carajo!”. A propósito de esa historia, don José María me recuerda que, durante los primeros años de la democracia, hubo un partido en mi tierra llamado “Zamora libertaria quiere tener mar”. Fue una especie de grito festivo, pero que expresa la misma añoranza de una tierra mediterránea, como Bolivia, por tener salida al mar. Esa añoranza se excita en los días de borrasca, cuando las gaviotas suben por el Duero hasta Zamora. Diré como Serrat, “Qué le voy a hacer, si yo nací en el mediterráneo”.
 
Miguel Ángel Morales me cuenta que una amiga suya, boliviana, insistía en que su país era mediterráneo. La chica tenía toda la razón.
 
Antonio Javier Albarreal Troya (Morón de la Frontera, Sevilla) se siente irritado con la manía de muchos medios que consideran “Oriente Medio” a países como Israel o Palestina. Su decidida opinión es que esa región es “Oriente Próximo” (vista desde Europa Occidental). Cita el caso de una fundación andaluza-israelí, presidida por Manuel Chaves, para “promover la cooperación cultural entre Andalucía y los países de Oriente Medio”. Y está pensando en Israel. Me sumo al enfado de don Antonio. En este caso procede citar el libro de estilo de Canal Sur Televisión (un canal que debe de ser propiedad del señor Chaves). En él se dice que “el término Cercano Oriente u Oriente Próximo comprende a Egipto, Turquía, Arabia, el Líbano, Siria, Israel, Jordania e Iraq”. Curiosamente no cita Palestina, pero se supone que ese territorio está en la zona. Tampoco se señala a Chipre. Pero, a lo que vamos, Israel está en el Oriente Próximo, no en el Oriente Medio, que incluiría Irán, Afganistán, Paquistán, la India y territorios anejos.
 
Daniel Guerrero Ramos (Churriana de la Vega, Granada) me cuenta que en su pueblo el Ayuntamiento está estudiando la norma de eliminar de los nombres de las calles los que se refieren al pasado. Así no habrá polémicas, claro. Supongo que, si cristaliza la iniciativa, llegaremos al sistema de algunas ciudades norteamericanas: calle 1, calle 2, etc. Es un perfecto disparate. Por la misma razón tendrían que desaparecer los topónimos todos. Se sustituirían por siglas y números. En lugar del nombre propio y los apellidos bastaría con el número y la letra del carné de identidad. Nada de Andalucía. Bastaría con decir “Nación 3”, por ser la tercera que así se va a considerar en su estatuto después de Euskadi y Catalunya. Pregunto: ¿los concejales de Churriana de la Vega cobran su sueldo todos los meses? ¿No les da vergüenza? ¿Es que no tienen otra cosa que hacer?
 
José M. Caparrós (Catarroja, Valencia) está interesado en saber el origen de su apellido, el de su pueblo y el de Cataluña. Tengo amigos en Catarroja (los famosos Floreros) y trataré de indagar el origen de un nombre tan sonoro. De momento, José Alberto Comos me proporciona dos teorías de urgencia. Había una princesa mora llamada Catahoria o algo así que tenía algún terreno de huerta. O también que lo de “kata” significa tierra en árabe. Desde luego, la tierra roja de esa zona es la más fértil del mundo. Lacaparrosa(caparrósen valenciano y catalán) es un mineral, un sulfato de cobre, que se empleaba para hacer tintes. Como apellido quizá era el de los que estaban en ese negocio de extraer y comerciar el mineral. Lo deCataluñada para un tratado entero. Una versión dice que es una contracción de “godos” y “alanos” (Gotholania), los que conquistaron las tierras que definitivamente pasaron a ser catalanas. Otra teoría es queCataluñaviene deCastellani, los habitantes de torres o castillos. Así los llamaron los musulmanes y de ahí se derivóCataluña. Según esa curiosa interpretación,CastillayCataluñavendrían a significar lo mismo. Todavía otra teoría dice queCataluñaes una derivación deLacetania, por el nombre de una tribu ibérica, pronunciada al modo clásico comoLaquetania. Lo único que está claro es que el nombre deCataluñano es muy antiguo. No cristaliza hasta el siglo XII, cuando Galicia, Asturias, León, Castilla, Navarra y Aragón eran denominaciones que llevaban rodando mucho tiempo. Quizá por eso Cataluña no llegó nunca a ser reino, como lo fueron las otras entidades mencionadas.

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