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Alberto Recarte

y 5. La crisis económica

Tendremos dos problemas: la falta de consumo e inversión internos y un deterioro del sector exterior que seguirá creciendo. No sólo dejaremos de crecer, iremos hacia atrás

La dificultad de devolver los préstamos, tanto por familias como por empresas –no por las administraciones públicas, afortunadamente– refleja la escasa productividad  de nuestras inversiones y nuestra falta de competitividad. En 2005, posiblemente, la economía española gastará –en consumo e inversiones– cerca de un 5,8% más que en 2004 en términos reales, pero de ese aumento, cerca del 43% nos la venderán empresas situadas en el extranjero porque en España o no se producen esos bienes o son demasiado caros. Nuevamente, no importa ese desequilibrio, porque hoy, en el mundo, no hay nadie autosuficiente. El problema se plantea cuando se trata de un proceso creciente y acumulativo. En el cuadro que figura a continuación se puede observar, con las cifras revisadas del INE desde 2000, cuál ha sido la evolución de las ventas de los bienes producidos en España y de los producidos en el extranjero en el mercado español.
 

Año Crecimiento del PIB  Demanda externa % de la demanda externa negativa en relación al crecimiento del PIB Crecimiento demanda interna
2001
3,5%
-0,2%
3,5%
3,7%
2002
2,7%
-0,7%
25,0%
3,4%
2003
2,9%
-0,9%
31,0%
3,8%
2004
3,1%
-1,6%
51,0%
4,7%
2005 (previsión)
3,3%
-2,5%
75,0%
5,8%
Fuente: INE y elaboración propia.
 
En este cuadro queda claro, a mi entender, el espectacular aumento de la demanda interna durante estos años, el gran resultado que el gobierno prevé para 2005 y, y es la parte que quiero resaltar, el aumento del porcentaje que significa el suministro extranjero en relación con lo que aumenta el PIB. Desde apenas el 3,5% en 2000 hasta, probablemente, el 75% en 2005.
 
El problema, frente a las ventajas a las que ya me he referido de la globalización es que, probablemente, y al contrario de lo que ocurría cuando todos los países eran más cerrados, cuando la demanda interna deje de aumentar, como consecuencia del fenómeno del excesivo endeudamiento y de la pérdida de competitividad, las importaciones es posible que crezcan menos, pero van a seguir creciendo mucho, mientras nuestras exportaciones se reducirán en términos reales e incluso nominales.
 
Tendremos dos problemas: la falta de consumo e inversión internos y un deterioro del sector exterior que seguirá creciendo. No sólo dejaremos de crecer, iremos hacia atrás. Una situación que será impulsada por el euro, una moneda extraña, que lejos de ayudarnos a tomar decisiones nos podría asfixiar, en los mismo términos en que Berlusconi dice, ahora, que el euro está destrozando la economía italiana.
 
Conclusión
Todo esto podría no ocurrir. Todo va a depender de que nuestra mano de obra, todos y cada uno de nosotros, estemos cada vez mejor formados y educados y seamos capaces de trabajar más horas de una forma concienzuda, de que nuestros salarios no suban demasiado, de que tengamos fábricas y empresas modernas, de que sepamos idiomas, de que tengamos muchísimos campos de golf, de que nuestros administradores públicos sean eficientes y que inviertan lo necesario, de que seamos capaces de continuar ese proceso de modernización más rápidamente que nuestros competidores; también de que seamos sensatos a la hora de decidir en qué invertimos y de que nuestro sistema financiero no se equivoque a la hora de conceder préstamos y de que el gobierno de la nación sea un lazo de unión entre todos los españoles, ayudando a que trabajemos codo con codo, pagando cada vez menos impuestos, en lugar de perder el tiempo en proyectos secesionistas y guerracivilistas.
 
¿Será posible? ¿Ustedes qué creen?

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