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La rebelión de la izquierda

El riesgo de toda esta operación es que la izquierda se le subleve al presidente. Esa izquierda española violenta, reaccionaria y profundamente antiamericana, a la que Zapatero alimentó con deleite como cabalgadura para llegar a La Moncloa

Tras la afrenta gratuita a su bandera, tras su cobarde huida de Irak y tras su actuación como piquete internacional llamando a todas las naciones desplegadas en ese país a que abandonaran la misión, Zapatero creía haber encontrado en Afganistán la tierra prometida para expiar sus culpas. Primero duplicó los efectivos enviados de forma permanente por España, después acudió al llamamiento de la OTAN para vigilar las elecciones presidenciales, más tarde asumió la responsabilidad de liderar un equipo de reconstrucción provincial y desplegó un batallón adicional para las elecciones legislativas. Ahora, apoya a Blair para ampliar las misiones de ISAF a la lucha contra el narcotráfico y a Rumsfield para fusionar el mando de la ISAF con Libertad Duradera. En el futuro España se hará cargo del Cuartel General de la operación aumentando aún más el contingente desplegado.
 
Zapatero tomó todas esas decisiones no en razón de su infinita ansía de paz, ni siquiera por compasión con el pueblo afgano, lo hizo a petición de Estados Unidos y en un intento desesperado por hacerse perdonar por la actual Administración norteamericana. Lo más triste es que a pesar de todo este sacrificio de los ejércitos españoles, que ya se ha cobrado 17 vidas, la puerta del Despacho Oval continúa bloqueada.
 
El riesgo de toda esta operación es que la izquierda se le subleve al presidente. Esa izquierda española violenta, reaccionaria y profundamente antiamericana, a la que Zapatero alimentó con deleite como cabalgadura para llegar a La Moncloa, empieza a revolverse silenciosamente porque se siente engañada y traicionada. Por mucho que ZP y Bono se empeñen en explicarles que Afganistán e Irak no tienen nada que ver, es muy probable que ellos no entiendan. ¿No es Estados Unidos a través de la OTAN la que comanda la operación en Afganistán? ¿No es la guerra en Afganistán otro ejemplo del imperialismo de Bush? ¿No mueren inocentes en Afganistán? ¿No son los resistentes patriotas que luchan por la liberación de su país? ¿No quedamos en que la guerra no solo era inútil sino contraproducente para acabar con el terrorismo? ¿Cómo podemos ser los adalides del dialogo entre civilizaciones y desplegar al mismo tiempo nuestros soldados para hacer frente al islamismo radical? ¿Merece la pena que nuestros soldados mueran en suelo afgano para contentar a Bush? Rodríguez Zapatero no tiene fácil respuesta a estas preguntas sobre Afganistán sin desdecirse de toda la demagogia que practicó y sigue practicando sobre Irak.
 
Es posible que la izquierda de Llamazares esté tan desunida y tan desnortada que no tenga capacidad ninguna para explotar esta vulnerabilidad del Gobierno socialista. Pero Rodriguez Zapatero tendrá que elegir entre seguir gobernando junto a Llamazares o seguir en su maniobra de aproximación a Bush. No parece posible que RZ pueda seguir gobernando en España aliado a la izquierda más radical mientras busque congraciarse al mismo tiempo con el inquilino de la Casa Blanca. Pero sí es perfectamente posible que una parte de la izquierda le termine por dar la espalda mientras persista en seguir haciendo méritos para abrir la puerta de un despacho que es probable nunca se abra.

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