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Juan Manuel Rodríguez

Fichando desde el cariño y sin hostilidad

Entre caerle simpático a Del Nido o cumplir la palabra dada a sus socios, Florentino Pérez optó por lo segundo contratando a un futbolista con un gran futuro deportivo por delante. Le fichó desde el cariño, igual que cuando los aficionados pitan a Ronaldo

Cuando Florentino Pérez dijo que nunca volvería a pagar una cláusula de rescisión de contrato se metió en un jardin innecesario. Parece que, cumplidos sus cinco primero años de mandato, al presidente del Real Madrid le empieza a entrar ahora cierto complejo de culpabilidad. Y, aunque no soy psicoanalista, yo me atrevería a decir que todo arranca desde el preciso instante en que le hizo la puñeta a su amigo Joan Gaspart arrebatándole a Luis Figo en sus mismísimas narices. Gaspart, que sufrió mucho y que luego acabó como acabó, juró vengarse y, salvo que le haya dado a Florentino una habitación con el cuarto de baño en malas codiciones en uno de sus innumerables hoteles y los periodistas no nos hayamos enterado, todavía sigue adelante con su idea. El problema para llevar a cabo esa vendetta (seguro que Joan Laporta estaría encantado de recoger el testigo de Gaspart) es que los galácticos del Real Madrid tienen firmadas con su club unas cláusulas de rescisión de contrato igualmente galácticas, aunque la diferencia esencial no es ésa sino otra: Raúl, Casillas, Zidane o Ronaldo quieren jugar en el Real Madrid mientras que Luis Figo, como antes les ocurrió a Maradona o Schuster, ya no quería seguir haciéndolo en el Fútbol Club Barcelona.
 
Esta "operación Ramos" ha estado muy entretenida hasta el pitido final. ¿Y por qué no habría de abonar Florentino Pérez los 27 millones de euros por este chaval?... Sólo conozco un impedimento, y es que el Real Madrid no tuviera ese dinero, pero ¿si lo tiene, por qué no pagarlo? ¿Para caerle más simpático a José María del Nido? ¿Para cumplir la palabra dada a no sé quién?... Florentino Pérez debió sopesar todo eso y, cuando ya no quedaba otro remedio y el acuerdo con Ramos era total y absoluto, le hizo irse al hermano del futbolista con un talón hasta la sede de la Liga Nacional de Fútbol Profesional cuando faltaban 29 minutos exactos para que se diera por cerrado el mercado de fichajes.
 
Al presidente del Sevilla le lanzaron un órdago y éste lo aguantó en pie hasta el final. Lo realmente importante es que, entre caerle simpático a Del Nido o cumplir la palabra dada a sus propios socios, Florentino Pérez optó por lo segundo contratando a un futbolista con un gran futuro deportivo por delante. Y, aunque la invención ha sido ingeniosa y habrá que volver a emplearla en el futuro, el procedimiento resultó tan hostil para el Sevilla que Del Nido no tuvo más remedio que sacarse de la manga el fichaje del serbio Dragutinovic cuando Juande Ramos ya estaba subiéndose por las paredes. Florentino fichó a Sergio Ramos desde el cariño, igual que cuando los aficionados pitan a Ronaldo.
 
Ahora Del Nido se siente ofendido, reclama para sí una estatua en el estadio Sánchez Pizjuán y va diciendo por ahí que no existe ningún defensa central que valga 27 millones de euros. Está equivocado, Sergio Ramos sí los vale puesto que el Real Madrid acaba de pagarlos religiosa y pacíficamente. Y, todo sea dicho de paso, el precio lo puso precisamente él. Ya sí existe un defensa central que ha valga 27 millones de euros. Seguro que Florentino Pérez eleva ligeramente su cláusula de rescisión de contrato por si en un futuro próximo Laporta quisiera llevar a cabo la venganza prometida por Gaspart.

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