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Oswaldo Payá

¿Babel o Pentecostés?... Un reto y una tarea para el pueblo cubano

Nos inspira en este mensaje, ante todo, el coraje de nuestros hermanos prisioneros políticos y la paz interior que los sostiene

Oswaldo Payá, premio Sajarov del Parlamento Europeo y promotor del Proyecto Varela, nos ha hecho llegar este documento aprobado por el grupo que preside, el Movimiento Cristiano Liberación, uno de los más importantes de la disidencia a la dictadura comunista de Fidel Castro.
 
1) La confusión de lenguas que disocia y divide es propia de los que quieren construir la torre de Babel, pero no de los opositores pacíficos cubanos, ya que todos queremos servir al pueblo. Por eso debemos abrir el corazón al espíritu de Pentecostés, donde, aun hablando diversidad de lenguas, nos identificamos como hermanos y somos capaces de construir juntos la obra de amor que entraña la Liberación y la Reconciliación.
 
1.1) La unidad es posible, necesaria y enriquecedora en la diversidad y el pluralismo, acompañados de la honestidad, la lealtad y la libertad responsable, ya que los problemas de Cuba vienen de la profundidad de nuestra historia, y todos tenemos responsabilidad en dichos problemas y en la búsqueda de soluciones. Esta unidad necesaria, posible y enriquecedora no es una campaña política ni electoral, como ha sido, lamentablemente, el discurso y la praxis del monolitismo, el inmovilismo y el dogmatismo caudillista que ha signado nuestro devenir histórico.
 
La tentación de exhibirnos para llamar la atención y convertirnos en “figuras” del escenario político no solamente es contraria a la motivación que inspira a la oposición pacífica en Cuba, sino que se inserta en la corriente de los grandes males que hemos arrastrado en nuestro caminar como país y derrocha las energías necesarias para servir a nuestros conciudadanos y protagonizar nuestra historia desde la verdad, la justicia, la fraternidad y la esperanza. Presentar este ideal al pueblo es nuestra misión como opositores pacíficos, y no otra. Nadie tiene que temer cuando un cambio implica el consenso pluralista y democrático.
 
2) Nos inspira en este mensaje, ante todo, el coraje de nuestros hermanos prisioneros políticos y la paz interior que los sostiene, alimentados por la fe y por el inmenso amor que tienen por el pueblo de Cuba, y que nosotros compartimos.
 
2.1) Muchos cubanos de dentro y de fuera, así como muchos amigos de Cuba, todos con una gran dosis de buena voluntad, quieren ver la unidad en el más amplio espectro político cubano, pero más frecuentemente un modelo de unidad que pudiera malgastar energías constructivas al correr el riesgo de desenfocar los objetivos fundamentales ya referidos anteriormente. Respetamos la libertad de opción respecto a los modelos de unidad, pero estamos seguros de que algunas expresiones de unidad como bloques, alianzas u otras no siempre son posibles o convenientes. Sin embargo, lo anterior no niega una unidad más básica y eficaz, que tiene bases más profundas y de largo alcance para el presente y el futuro de nuestro país. Esta unidad, que a veces resulta aparentemente ignorada, ya existe, y debemos reconocerla y consolidarla.
 
2.2) Es una unidad en la diversidad que no dispersa ni es manipulable, sino que se enriquece cuando hay respeto y colaboración voluntaria, honesta y leal, con muchas iniciativas y estilos, fundamentada en una relación fraterna y solidaria, que va sembrando la confianza en medio de una situación complejísima, donde la discordia ha resultado ser fatal para la vida de nuestro pueblo. Es una unidad construida a través de los años en medio de la persecución, el hostigamiento y la intolerancia, y que estamos dispuestos a salvar por encima de las heridas, pasiones y errores que pudieran haber lastimado a algunos de nuestros compatriotas. A ellos les pedimos que acepten nuestras disculpas, a la vez que les ofrecemos, una vez más, “la rosa blanca” de nuestro Martí.
 
2.3) Sentimos dolor y pena porque cuando las relaciones entre los hijos de una misma tierra se deterioran el mal está presente de alguna manera, y la tarea y meta de la liberación va unida, indisolublemente, a la reconciliación, al perdón y a la superación del mal. Sin estos presupuestos nunca seremos libres.
 
3) Ni en esto ni en ningún otro asunto pretendemos sentar cátedra. Expresamos, sincera y humildemente, lo que creemos mejor para Cuba, sin creer que tenemos el monopolio de la verdad y la razón.
 
3.1) No hablamos ni pensamos en términos de unidad estratégica contra un enemigo común, porque no odiamos, ni tratamos, ni sentimos como enemigos, ni siquiera a los que nos persiguen. Además, hablar de una unidad para enfrentar o polarizar a los cubanos entre sí es contrario al objetivo de liberación y reconciliación entre todos los cubanos.
 
Trabajamos por una unidad orgánica, una unidad entre cubanos libres, solidarios y con derechos, que sólo se puede lograr a través del diálogo. Esa es la unidad nacional en la diversidad y el pluralismo, pero no una simple coexistencia, sino unidos en una comunidad fraterna, en una familia con destino y proyecto común que estamos moralmente obligados a construir entre todos y para el bien de todos los cubanos sin exclusiones: el bien común.
 
Consejo Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación.
30 de agosto de 2005.

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