Ahora entiendo porqué la candidatura que integraban Di Stéfano, Pelé, Cruyff, Beckenbauer y Maradona, probablemente los cinco mejores futbolistas de toda la historia, no pasó finalmente el "corte". Nada más conocerse la elección de Fernando Alonso como nuevo premio Príncipe de Asturias de los Deportes, nuestro admirado Jaime Lissavetzky justificó la inesperada decisión del jurado con una frase memorable, digna sin duda de formar parte de la esencia misma de la filmografía de los hermanos Marx: "Seguimos la trayectoria de Fernando desde que tenía tres años".
¡De repente vi la luz!... Alfredo di Stéfano, el más veterano de todos los candidatos, cumplió tres años el 4 de julio de 1929. Eso, naturalmente, planteaba un problema esencial que el jurado no podía resolver: ¿Cómo podría haber seguido desde el inicio la trayectoria de la Saeta Rubia un jurado de unos premios que empezarían a entregarse casi medio siglo más tarde?... Es más, ¿dónde estaría Lissavetzky en el año 1929?... Si las cuentas no me fallan, Lissavetzky tendría por entonces "-22 años" y, evidentemente, no podía imaginarse que le iban a nombrar secretario de Estado para el Deporte, y mucho menos que sería miembro del jurado de unos premios que todavía no existían. El problema, como queda fehacientemente demostrado, no era moco de pavo. ¿Cómo desfacer el entuerto?... ¡Ya está! ¡Premiando a un deportista que no ha cumplido todavía los veinticinco años! Enrevesadamente genial.