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Víctor Llano

Ha llegado un barco

En Cuba no se mueve un alma sin contar con su autorización. Si los narcos franceses partieron de La Habana es porque contaban con la protección de la policía castrista

De La Habana y cargado con armas y tres toneladas de cocaína. Lo único que le sobra a un régimen que sobrevive gracias al narcotráfico y a la represión. Con bandera noruega, el “Tobago Clipper” zarpó de La Marina Hemingway el 21 de julio. En la primera semana de agosto hizo una escala en Trinidad y Tobago, de donde partió pocos días después. Nada más se sabe de su recorrido. Se desconoce en qué puerto se almacenó la droga antes de cruzar el océano rumbo a la costa atlántica de Marruecos. Los franceses René C. y Pierrick T. pretendían transportar la mercancía al norte del país africano, para una vez allí, cruzar a España y venderla tanto aquí como en el resto de Europa. No lo consiguieron. El tres de septiembre, la policía española –en colaboración con la francesa– abordó el velero a 250 millas al suroeste de la isla de Cabo Verde, lo trasladó a Santa Cruz de Tenerife, y finalizó con éxito la colosal operación antidroga.
 
En pocas ocasiones los geos interceptan 3 toneladas de cocaína junto a varias armas. Confiemos en que el ministro del Interior –tan silente en todo lo que rodea al 11-M– nos ofrezca alguna explicación al respecto. Según el delegado del Gobierno en Canarias, “la droga no sólo no procede de Cuba, es más, las autoridades de este país colaboraron de forma «excelente» en la operación”. Coincidimos con el hombre de Alonso en Canarias. Nosotros tampoco dudamos de la “excelente colaboración” de la tiranía. En Cuba no se mueve un alma sin contar con su autorización. Si los narcos franceses partieron de La Habana es porque contaban con la protección de la policía castrista. Tal vez la droga no se cargó en Cuba, pero es muy probable que desde allí se diseñara y dirigiera la operación. Cuando Castro invierte en negocios, lo hace a lo grande. ¿Qué menos que tres toneladas de cocaína? El coma-andante ya tiene una edad y quiere dejarles un capitalito a sus muchos hijos.
 
Es posible que el delegado del Gobierno en Canarias no lo sepa, pero como ya informóLibertad Digital, John Jairo Velásquez –ex jefe militar del grupo de sicarios que trabajaron para Pablo Escobar– acusó a Castro de colaborar con ellos desde la década de los ochenta. Velásquez confirmó que el contacto directo en Cuba fue siempre el hermanochinodel Monstruo de Birán. Quizás el Gobierno español prefiera no incomodar con inoportunas preguntas a la tiranía que con tanto tesón y éxito defiende en Europa, pero no estaría de más que la oposición le exigiera algún tipo de explicación. No todos las semanas se neutraliza un barco que después de zarpar de La Habana, transporte una carga de tres toneladas de cocaína y un número indeterminado de armas. Tanto al Gobierno como al Partido Popular les consta que de Cuba no sale nada que no autorice el capo caribeño. Y en esta ocasión no sólo se trata de droga. ¿Qué tipo de armas y cuántas encontraron losgeos en el “Tobago Clipper”? ¿Qué destino tenían? Confiemos en que muy pronto José Antonio Alonso pueda contestar estas preguntas. Son sólo dos, y ni en el peor de los supuestos tan inquietantes como las cientos que no contesta sobre el 11-M. Al menos en Cuba los narcoterroristas están localizados desde 1959. Allí “el algodón no engaña”. Aquí, ya veremos.

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