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Ignacio Villa

De Guadalajara a Nueva Orleáns

Mientras Bush ha reconocido su responsabilidad, el presidente Zapatero todavía no ha aceptado un milímetro de culpa en la gestión del incendio de Guadalajara

Esta es la diferencia. Un político con principios sabe reconocer sus errores, un político sin principios se esconde en la cursilería barata y en las excusas. Este martes, este presidente Bush asumió en rueda de prensa la responsabilidad en la gestión de los efectos del huracán Katrina; una declaración pública realizada después de visitar en varias ocasiones la zona y con el anuncio de nuevas visitas inmediatas.
 
Bush, como responsable máximo del funcionamiento de los mecanismos del Estado, sabe cual es su posición y sabe donde están sus responsabilidades. Ante una catástrofe natural de tal dimensión como el Katrina, el presidente de los Estados Unidos sale –sin miedo– a explicar que el Gobierno ha fallado y que por lo tanto tienen que buscar los errores para que no vuelva a ocurrir.
 
¿Les suena a ustedes esta actitud? ¿Alguien percibe algún tipo de paralelismo entre el presidente Bush y el presidente Zapatero? ¿Existen coincidencias en la forma de reaccionar ante un desastre de esta envergadura? La respuesta es clara: estamos ante la noche y el día. Mientras Bush ha reconocido su responsabilidad, el presidente Zapatero todavía no ha aceptado un milímetro de culpa en la gestión del incendio de Guadalajara del pasado verano, en el que murieron once personas.
 
Es más, Zapatero tardó varios días en decir esta boca es mía, luego realizó un viaje a China y a la vuelta a escondidas acudió a la zona a montar un "numerito" con un alcalde socialista que durante los días del incendio se encontraba placidamente en París. Pero no acaba aquí todo. El Gobierno socialista no quiere que se ponga en marcha una comisión de investigación en el Congreso, y el propio Jefe del Ejecutivo se ha negado a acudir a informar a la Cámara Baja.
 
Dos meses después sólo ha dimitido la Consejera de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha –recolocada ya en una empresa pública–; y además Zapatero todavía no se ha reunido con las familias afectadas, incumpliendo así su principal promesa. Es verdad que en Moncloa convocó a los alcaldes a un reunión en la que prometió "el oro y el moro". Hasta el momento, la única explicación que ha ofrecido el presidente es que los incendios se producen por no cumplirse el protocolo de Kyoto. Un auténtico chiste.
 
Al final la política es tan sencilla como lo ocurrido. El presidente Bush, en Estados Unidos, ha dado la cara "políticamente hablando" con el huracán Katrina. Mientras, en España, Zapatero es incapaz de asumir un ápice de responsabilidad por el incendio de Guadalajara. Esa es la diferencia. Esa es la tremenda diferencia.

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