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EDITORIAL

Abrir el grifo a los verdugos y cerrárselo a las víctimas

Tras restablecer las subvenciones públicas a los proetarras, gracias a la negativa de ZP a aplicar la Ley de Partidos a los batasunos del PCTV, ahora se trata de asfixiar económicamente a la más representativa y coherente asociación de víctimas del país

No contento con su disposición de saltarse a la torera el Estado de Derecho con una negociación con la banda terrorista ETA, el gobierno del 14-M ha decidido no dar a la Asociación de Víctimas del Terrorismo ni un solo euro de los más de 96 millones recaudados a través de la casilla de la declaración de IRPF señalada como “otros fines de interés social”.
 
La AVT enmarca justamente este último episodio en "la campaña de acoso y derribo contra la AVT, que hace algo más de un año emprendió el Gobierno socialista", mientras recuerda el "triste precedente" del año 1992, "cuando la por entonces ministra Matilde Fernández, denegó a la AVT esta misma subvención alegando que los objetivos de la asociación no eran de interés general ni tenían carácter prioritario'”.
 
La explicación de Jesús Caldera no ha sido tan descarnada como la dada por la anterior ministra socialista, pero, ciertamente, no resulta menos hiriente ni falaz. Así, el ministro ha justificado la denegación por “la limitación de crédito existente para atender la totalidad de los programas solicitados”. Evidentemente, los recursos son limitados, pero lo que se trata es de establecer prioridades, y pocas asociaciones concitan tanto interés social como las víctimas del terrorismo. Por otra parte, no menos mezquino es referirse a “las otras vías” con las que el Ministerio subvenciona a las víctimas, cuando el gobierno del 14-M lo que ha hecho es transferir parte de esos recursos a otras asociaciones mucho menos representativas que la AVT y, sobre todo, mucho menos coherentes y firmes a la hora de defender la memoria, la dignidad, y la justicia de las víctimas, ante la determinación del gobierno de negociar con los verdugos.
 
Y, ciertamente, es una indignidad que, mientras el gobierno ha restablecido las subvenciones públicas a los proetarras, gracias a su negativa a aplicar la Ley de Partidos a los neobatasunos del PCTV, ahora trate de asfixiar económicamente a la que es, con enorme diferencia, la más representativa y coherente asociación de víctimas de nuestro país. Mientras el gobierno de ZP ha hecho completos oídos sordos a todas y cada una de las reclamaciones que le ha hecho esta asociación, los apologetas del terror vuelven a tomar impunemente la calle, vuelven a tener voz y voto en el parlamento vasco y hasta se les ofrece la impunidad de los presos y negociar la liquidación del Estatuto de Guernica.
 
Para colmo, no faltan medios de comunicación que, no contentos con haber silenciado la voz de las víctimas, tras el meritorio éxito de convocatoria de la manifestación del pasado día 4 de junio, vuelven ahora con su silencio a ningunear la nueva campaña de movilización que las víctimas acaban de proyectar ante las últimas noticias que revelan que ya se han dado los primeros contactos entre ETA y el gobierno de ZP.
 
Es más. No han faltado medios de comunicación que, sin ser de la órbita del gobierno ni del mundo abertzale, no han tenido reparos en calificar ahora de “macabros” a los representantes de la AVT por incluir entre sus movilizaciones una ruta de visitas a los cementerios donde yacen las víctimas de ETA, y cuyo primer destino será Ermua.
 
Lo que resulta “macabro” es la inconsistencia intelectual y la falta de sensibilidad moral y política de quienes mantienen una recalcitrante condescendencia a que un gobierno se salte el Estado de Derecho con ofertas de impunidad y de negociación política a una banda de criminales. Lo que resulta “macabro” es que quien tantas veces sirve de portavoz a los familiares de los asesinos y de sus “molestias” para visitarlos en prisión, se rasgue ahora las vestiduras por que los familiares de los asesinados apelen a su memoria, a su dignidad y a su derecho a la justicia, visitándolos en el único sitio que pueden hacerlo. En los cementerios.

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