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Ricardo Medina Macías

El secreto de la productividad

Sólo hay un incremento en la productividad ahí donde aumenta la satisfacción de los consumidores

El valor que producimos constituye la productividad de nuestro trabajo. La única manera de generar cada vez mayor riqueza para una persona, una empresa o un país es aumentar su productividad. Es decir, hacer lo mismo en menos tiempo o con menos recursos; hacer algo mejor en el mismo lapso de tiempo o con los mismos recursos o producir algo mejor en menos tiempo y con menos recursos que antes.
 
A veces, como con la invención de la máquina de vapor o como con la invención de las computadoras personales, la productividad avanza a saltos. Pero por lo general lo hace paso a paso.
 
La magnitud de la fuerza que se aplica (equivalente a la definición de "trabajo" que se usa en la física) no es necesariamente proporcional al valor generado.
 
Ese equívoco –igualar magnitud del valor con magnitud del esfuerzo– está en el origen de muchas frustraciones. Los perdedores consuetudinarios claman que son víctimas de injusticias porque no obtuvieron lo que deseaban a pesar de que dieron "su mejor esfuerzo". Patrañas. El mejor esfuerzo –el esfuerzo productivo– no es el más fatigoso, es el esfuerzo proporcionado al fin que se quiere lograr. Con un cuchillo se aplica más fuerza sobre la dentadura pero no se limpian mejor los dientes que con un cepillo diseñado para tal fin.
 
No hay trabajo sin inteligencia. Hacer inteligentemente un trabajo (hacer inteligible lo que estamos haciendo, que es lo que nos distingue de las bestias) consiste en conocer el fin que persigue ese trabajo y los medios proporcionados –adecuados– para ese fin.
 
Cuando la empresa Wal-Mart rediseñó las relaciones entre los proveedores, los centros de distribución y las tiendas a las que acude el consumidor, logró reducir los precios finales, en beneficio del consumidor y de la empresa que así ganó una participación mayor del mercado total, a la vez que generó un valor adicional (productividad). El secreto de este avance en la productividad, como siempre sucede, radica en que se perfeccionan inteligentemente los medios para alcanzar una mayor participación de mercado a través de una mayor satisfacción para el consumidor.
 
El fin de Wal-Mart –ganar participación de mercado para obtener mayores utilidades y darle más valor a los accionistas de la empresa– no es el mismo fin del cliente de Wal-Mart –quien desea productos más baratos y mayor calidad–, pero la empresa sólo puede lograr su objetivo si satisface cabalmente el objetivo del consumidor.
 
Esto nos conduce al componente clave de la productividad: el consumidor. Sólo hay un incremento en la productividad ahí donde aumenta la satisfacción de los consumidores. Obtener mayores utilidades al margen de los consumidores (por ejemplo, mediante presiones al gobierno para disfrutar de una situación de monopolio u oligopolio) significa un retroceso en la productividad y es, bien vistas las cosas, un saqueo. Ese género de utilidades no se obtuvieron generando valor, sino destruyéndolo.

En Libre Mercado

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