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Encarna Jiménez

Amor y rencor

TVE puede seguir estirando lo que le venga en gana esta telenovela sesgada, y poner su granito de arena en un ambiente bastante caldeado, pero esta forma de “revisitar” la Guerra Civil no es, precisamente, lo que debe esperarse de una cadena pública

“Amar en tiempos revueltos” es el culebrón ambientado en la Guerra Civil española que ha producido TVE para la sobremesa. Junto a “Amarte así, Frijolito”, la cadena pública intenta mantener el tipo frente a “El verdadero Rodrigo Leal” y “Pasión de Gavilanes” de Antena 3. Cuando ya llevamos una semana de emisión, dos cosas saltan a la vista, que nos encontramos ante una telenovela que no arrasa en audiencia y que tiene un componente de ficción sobre un periodo que difícilmente aguanta un análisis histórico y que irrita a más de uno. Esta telenovela tiene el mismo espíritu que la abuela de verano de Regás-Sardá. Con discursos desde la izquierda y mucho eslogan del tipo “Ellos siempre vuelven” o “Se acabaron las prohibiciones”.
 
Si Vicente Aranda retrató hace años a unas milicianas con boinas de diseño, Juan Navarrete Parrondo nos decora, con la ayuda de Gastón y Daniela, esos tiempos revueltos con el estilo que suelen adoptar las producciones audiovisuales españolas cuando tratan épocas pasadas. Camisetas de obrero que parecen sacadas de la pasarela Gaudí, mucho contraluz y tarros y frascas de vino con más referencias de IKEA que de la República.
 
Esta semana ya hemos tenido boda, que no es la de Zerolo, entre Andrea, la hija del antiguo propietario de la fábrica, y el obrero, hijo de Pilar Bardem y Paco Algora. Estamos en Noviembre de 1936 y comienza el asedio a Madrid. Los guionistas, Enric Gomá y Julián Altares, no creo que estén por la labor de documentación y contraste de ideas, sino por sacar adelante un producto que tenga ese gancho nostálgico que sigue funcionando en TVE.
 
Al igual que “Cuéntame”, echa mano del archivo de NO-DO y Filmoteca Nacional para introducir imágenes de época y virarlas a color para enlazar con la dramatización de la serie. Ese paso es un recurso para dar verosimilitud y traernos, en cierta manera, a la actualidad, aunque, en realidad, lo que nos hace pensar en el presente es que, en cualquier momento, esos vivas a la República empiecen a sonar en octubre de 2005.
 
La mezcla de tópicos ideológicos y leyes del culebrón no parece que haya conseguido el resultado ideal. La prueba es que, a pesar de tener una correcta realización, su estreno no ha supuesto más que un pequeño parche en el imparable descenso de TVE en los niveles de audiencia.
 
De amor y rencor saben más los “gavilanes” y “frijolitos” -y de tensión dramática también- que los autores de “Amar en tiempos revueltos”. TVE puede seguir estirando lo que le venga en gana esta telenovela sesgada, y poner su granito de arena en un ambiente bastante caldeado, pero esta forma de “revisitar” la Guerra Civil no es, precisamente, lo que debe esperarse de una cadena pública.

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