Luis suele hilar siempre muy fino. Ahora el seleccionador nacional anuncia que si España no alcanza las semifinales del Mundial de Alemania se irá con viento fresco. Tal afirmación coincide en el tiempo con la filtración (interesada, como toda filtración que se precie) de que Aragonés no está satisfecho con la actitud demostrada por algunos jugadores "que se creen mejores de lo que son". Nunca un partido tan sencillo como el de San Marino (la única duda reside en saber si conseguiremos marcarles más o menos de cinco goles) acabó siendo tan polémico como éste.
El método es tan sencillo como el que sigue: Luis les monta un pollo a los jugadores en el descanso del partido contra Bélgica. España termina ganando dicho partido y, a pesar de ello, el seleccionador reconoce públicamente que lo mejor ha sido el resultado. Llegan en la madrugada del domingo a Madrid y Luis les obliga a entrenar a las once. A renglón seguido, Luis dice el lunes que dimitirá si no se alcanzan las semifinales y, curiosamente, empiezan a aparecer los primeros nombres: Güiza, Riki, Senna, Pernía, Navas, Munitis, Ezquerro, Juanfran... Casi, casi un nuevo once titular al completo. El martes, los seleccionables empiezan a hablar. Dice Senna que está deseando jugar con España. Y Pernía añade que ser internacional es lo máximo para cualquier jugador.