Cuando al Presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, se le ocurre una idea hay que temerse lo peor. Si la idea tiene que ver con la Defensa, un mundo casi siempre ajeno al pensamiento zapateril, los resultados pueden ser ya catastróficos. Este es el caso de las UMEs (Unidades Militares de Emergencias) cuya paternidad intelectual se atribuye en círculos bien informados al propio líder plurinacional que habita La Moncloa y que son un paso más en el desarme moral al que este Gobierno conduce a nuestras Fuerzas Armadas.
Las UMEs serán seis unidades dispersas por la geografía española, excluyendo por supuesto Cataluña, País Vasco y Galicia, que tendrán como misión dar respuesta a los ciudadanos y ciudadanas ante situaciones de emergencia que pongan en peligro su bienestar, por ejemplo, una nevada.
Las UMEs serán así batallones armados de apafuegos, autobombas, equipos quitanieves, escavadoras y otro material diverso. Estas unidades no armadas realizarán así misiones no militares, pero estarán integradas en las Fuerzas Armadas y dependerán del ministro de Defensa.
Hay quién el los ejércitos se sentirá encantado porque la UMEs no solo permitirán conservar un nuevo destino de general, hoy muy amenazados por los planes secretos de Bono para reducir la estructura de las Fuerzas Armadas, sino que además les permitirá dotarse de algunos medios humanos y materiales extras. Es más, hay quién piensa que este tipo de misiones siempre ayuda a que la sociedad española valores mejor a las Fuerzas Armadas.
El problema es que bastantes dificultades de reclutamiento y carencias de personal tienen los ejércitos como para reconvertir a más de 4.000 soldados en peones quitanieves, agentes forestales o funcionarios de protección civil. Una cosa es que las Fuerzas Armadas puedan prestar ayudas puntuales a otras instancias del Estado ante situaciones de emergencia y otra muy distinta que la misión constitucional de nuestros ejércitos, la defensa de España, sea abandonada para encargarse de competencias que no les son propias.