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Amistades peligrosas

Estados Unidos e Inglaterra, entre una docena y media de países, tienen prohibida la entrada en su suelo de este teórico de la violencia yihadista. Spain is different y la Moncloa le otorga una legitimidad que no se merece

Es bien conocida la tentación del socialismo español por las aventuras dictatoriales latinoamericanas, como la reciente cumbre de Salamanca ha vuelto a demostrar. La pasión del Rodríguez Zapatero por Castro, el último vestigio, junto a Corea del Norte, del comunismo de la guerra fría, y por Chávez, el ejemplo más reciente de populismo totalitario, raya la indecencia.
 
Menos conocido es, además, el intento de acercamiento del actual Ejecutivo, impulsado por su ministro de asuntos exteriores, al régimen fascista instalado en Siria, una república hereditaria en manos del líder del partido Baas, Bashar El Assad. La España de ZP ha enviado numerosas visitas técnicas, comerciales y políticas para profundizar las relaciones bilaterales a pesar de que la coyuntura exigía una mayor prudencia. La involucración del régimen sirio en la violencia en Irak era por entonces denunciada. La noticia de la culpabilidad de parte de la cúpula política siria en el asesinato de Hariri, según la versión de la ONU, también llamaría a una reconsideración de ese acercamiento más estrecho buscado por Moncloa. Salvo que se esté buscando otra cosa. Ya es casualidad de que el día del asesinato de líder libanés, Hariri, nuestro flamante ministro de exteriores, Miguel Ángel “curro” Moratinos estuviera de visita discreta pero oficial en Damasco, la capital de donde salieron las órdenes para acabar con la vida del político libanés.
 
Ahora, lejos de arrepentirse de las amistades que este gobierno frecuenta, el risueño Rodríguez Zapatero va a sentarse este próximo viernes junto a uno de los teóricos más conocido del Islam que incita a la violencia antioccidental, Tarik Ramadan. Este profesor que más bien ejerce de ideólogo justificó en su día los ataques del 11-S y volvió a explicar con comprensión la voladura de los trenes de Madrid el 11-M. Para él, somos nosotros, los occidentales, los auténticos culpables de la situación en la que vive el mundo musulmán y por eso debemos expiar nuestras culpas. Da igual que sea con sangre.
 
El experto en el mundo árabe, Bernard Lewis, dijo en alguna ocasión que los árabes y musulmanes, cuando se enfrentan a la realidad de las cosas, esto es, a la decrepitud de su civilización, a la pobreza a la que conduce la teocracia y la cerrazón espiritual impuesta por la intolerancia religiosa, tienen dos formas de cuestionar lo que les pasa. Una, es preguntarse qué ha ido mal para que el mundo musulmán haya caído tan bajo; la otra, es buscar un culpable exterior que le conforte. Tarik Ramadán coincide con nuestro presidente del Gobierno y sólo está interesado en encontrar un culpable. De hecho ya lo tiene, Occidente.
 
Estados Unidos e Inglaterra, entre una docena y media de países, tienen prohibida la entrada en su suelo de este teórico de la violencia yihadista.Spain is differenty la Moncloa le otorga una legitimidad que no se merece. De hecho, lo que Tarik Ramadán se merece es que le encausen y lo arresten delante de Rodríguez Zapatero por incitación al genocidio. A ver si así el gobierno aprende de que no todas las amistades valen.

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