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Ignacio Villa

El valedor del Estatuto

Al final no nos engañemos. Zapatero es el gran artífice de lo que ha pasado. Él recuperó un texto que estaba muerto y él ha abierto de par en par las puertas de esta crisis institucional

Estamos ya en vísperas del pleno del día 2 en el Congreso de los Diputados. El pleno donde se va a escenificar una pantomima, puesto que se va a tratar constitucionalmente un texto que representa en sí mismo la ruptura del texto constitucional en el que teóricamente se ampara. El inicio del trámite parlamentario de la reforma del Estatuto es el máximo exponente de dos cuestiones: una mentira de origen y una provocación como estrategia.
 
La mentira de origen es precisamente el ocultamiento intencionado de los motivos de la reforma. El nuevo texto del Estatuto no es de autonomía, es de auténtica soberanía. Un paso previo a la independencia como han reconocido distintos líderes del tripartito catalán. Hasta tal punto se falsea la realidad que ahora parece que Cataluña con esa reforma sale de una dictadura; cuando la única realidad es que Cataluña vive en democracia desde hace 30 años y con una autonomía que no tiene paralelismos en Europa. Aunque con lo que estamos viendo, quizá Carod Rovira no tarde mucho en poner en duda la elección democrática de Jordi Pujol. No se preocupen que todo llegará.
 
Y en cuanto a la provocación, la historia es sencillamente curiosa. Dicen ahora desde las terminales mediáticas del PSOE, del PSC y de los republicanos e independentistas que desde el PP y desde la COPE se está crispando la situación. Una afirmación más propia de un auténtico golpe de amnesia. Y es que parece que se han olvidado de toda la larga lista de provocaciones del Tripartito desde hace dos años. Insultos a la bandera de España, mofa sobre símbolos religiosos, amenazas de guerra civil y desprecio permanente sobre todo lo que no lleva la etiqueta de "catalán". Los mismos que acusan de provocar, llevan años provocando al máximo.
 
Y para cuadrar este círculo no puede faltar Rodríguez Zapatero. El presidente del Gobierno, como una veleta que se mueve según le va el viento, juega a estar en el medio. No es de recibo que a estas alturas no se haya definido públicamente sobre lo que piensa del Estatuto. Zapatero a lo "Harry Potter" se sigue guardando la fórmula sobre nación. Al final no nos engañemos. Zapatero es el gran artífice de lo que ha pasado. Él recuperó un texto que estaba muerto y él ha abierto de par en par las puertas de esta crisis institucional. Pase lo que pase el miércoles, Zapatero es el valedor del Estatuto.

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