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Hacia la argentinización de España

Esto quiere decir que estamos en manos de un Gobierno que improvisa diariamente frente a lo que le surge en el camino. Y eso que surge en el camino, cuando el gobierno es como éste, se pliega y se muestra débil y deseoso de satisfacer a todos.

Grupo de Economistas Independientes
 
¿Qué pasaría en un país de la UE –por ejemplo España– si, tras una catástrofe natural, el municipio de la ciudad devastada despidiera a sus funcionarios por no tener dinero para pagarlos? Imagínense. Huelgas de solidaridad; manifestaciones; revocación del despido; todo seguiría igual... Sin embargo, eso es lo que ha pasado en Nueva Orleáns: la alcaldía, ¡oh monstruosidad!, ha despedido a 3.000 empleados, que se han ido a la cola del paro, porque no tenía dinero para pagarlos. Sin embargo, el sentido común nos lleva a pensar que las autoridades, simplemente, han preferido usar el dinero disponible en los más necesitados sin que nadie se rasgue las vestiduras.
 
El paso del huracán Katrina ha sido devastador en vidas y bienes. A ello han contribuido fallos humanos importantes, como la debilidad de los diques cercanos a Nueva Orleáns, pese a la certeza de que un huracán los derribaría. Las autoridades correspondientes deslindarán las responsabilidades. Mientras, todos asumen que su máxima contribución a la reconstrucción es trabajar y donar voluntariamente lo que puedan. Y, así, la economía parece haberse recuperado rápidamente.
 
Todo lo contrario de lo que pasa en nuestros lares: cuando un gobierno es débil, los grupos de presión son los amos. El monopolio del transporte ya ha empezado a chantajear a la población con amenazas de huelgas en un sector estratégico ante las que el Gobierno ha cedido rápidamente, destapando, al hacerlo, un nuevo agujero (tapado hace poco) de la financiación autonómica que el Gobierno vuelve a asumir. Las huelgas de transporte podrían habernos acercado peligrosamente a una situación muy crítica, de colapso total, con los almacenes de bienes básicos vacíos y la situación podría haber sido literalmente inmanejable, pues no es verosímil que el estado hubiera movilizado recursos de urgencia para paliar la crisis.
 
Algo similar podría ocurrir con una huelga como la de los pescadores, justificada por el reclamo de mayores subvenciones estatales para sus combustibles (siguiendo el modelo de Francia, ¡qué gran ejemplo económico!). Si atendemos a los precedentes, encontramos la respuesta de nuestro Gobierno: concesiones a doquier como muestra del "talante". Esto quiere decir que estamos en manos de un Gobierno que improvisa diariamente frente alo que le surge en el camino. Y eso que surge en el camino, cuando el gobierno es como éste, se pliega y se muestra débil y deseoso de satisfacer a todos – sea un nacionalista, sea un camionero – acaban siendo grupos de presión que no dejan pasar sus oportunidades de oro para situarse en una mayor cota de poder o de renta. Ahí estamos ya, al albur de “Corporación Chantaje”, los peores enemigos del pueblo, que pueden paralizar un país a poco que se lo propongan. Es el modelo Allende, que arrasó Chile (¿recuerdan ese mito de la izquierda?), el modelo Chávez, el modelo Kichner, etc. Hemos estado a un milímetro de recibir una lección de hacia donde vamos, y que podríamos llamar, sin paños calientes, laargentinizaciónde España. Pero no será la última; por si no estaba claro el camino, añadamos otro paso más en la misma dirección: la posible confiscación de los pisos que el Gobierno declare “desocupados” o que no atiendan al interés general.  

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