Llevábamos tiempo sin que la ministra Trujillo irrumpiera en escena. Y es que esta mujer tiene la característica de hacerlo siempre fuera de tiempo y de lugar. Va por temporadas. En ocasiones pasa meses desaparecida sin abrir la boca –supongo que por los propios consejos de sus asesores– ; pero cuando decide hacerse notar el terremoto está asegurado.
Este miércoles, el diario El Mundo filtraba la intención de Trujillo de expropiar los pisos que se encuentren vacíos. La polvareda ha sido inmediata. Hasta tal punto que la propia ministra ha tenido que explicar que aunque esa iniciativa aparece en un borrador no piensa ponerla en práctica. Entonces, ¿para qué se incluye en ese informe? ¿Es un gesto de provocación? ¿A quién se quiere asustar? Trujillo tiene una característica única: cada vez que habla monta la gorda.
En esta ocasión, además, las intenciones de Trujillo van muy lejos, demasiado lejos. Ya no son ideas originales, irreales o simplemente infantiles. Estamos ante el verdadero socialismo radical, extremista y usurpador de la vida privada. Esta es la entrada irresponsable en la parcela privada de una ministra que por sus actitudes estaría mucho más entonada en Cuba sirviendo al dictador Fidel Castro.
Entre las muchas reacciones que se han podido escuchar llama una la atención. Es la del secretario general de la UGT. Dice Cándido Méndez que le parece bien la medida. Sí señor, eso se llama apoyar al trabajador y al ahorro de los españolitos normales. A Méndez eso de llevar chófer le ha descentrado un poco.
Trujillo, desde hace mucho tiempo, esta políticamente muerta. Pero con esta última entrega se sitúa fuera del mapa. Ha dicho Mariano Rajoy que en el Gobierno Zapatero falta algún tornillo en referencia a esta filtración. En el caso de Trujillo es algo más que un tornillo. Es una ferretería. Esta señora no puede seguir un minuto más en el Gobierno, es un peligro público. Ya tenemos suficiente con Zapatero como para que venga ahora Trujillo a enredar. Por cierto ¿cuantos pisos tiene la ministra vacíos? Habrá que empezar por ahí.
