Lo que hizo Felix Magath el otro día es muy alemán. Después de otra victoria del Bayern de Munich en la Bundesliga y tras un viaje de cuatrocientos kilómetros en autobús, el "torturador", como el conocen por aquellos lares, hizo entrenar durante una hora a sus futbolistas nada más llegar a la ciudad deportiva de Säbener Strasse a las tres y media de la madrugada. Magath explicó en el vestuario que sólo Ballack y Sagnol se habían salvado de la "quema", pero ni uno ni otro recibieron por parte del entrenador el ambicionado "pase per nocta". Y digo que lo de Magath casa perfectamente con la cultura futbolística alemana porque los alemanes llegan al gol a través del dolor. Lo suyo nunca han sido las "bicicletas" ni las "folhas secas" sino la bravura, la casta, el empuje... Probablemente Magath, que fue cocinero antes que fraile, sepa que en cuanto el fútbol deje de dolerles a sus jugadores aquello se desmadrará irremisiblemente.
Uli Hoeness, otro alemán de la quinta de Magath, dijo hace tiempo que el Real Madrid se había convertido en un circo: "Nunca había visto un teatro de monos de esa naturaleza", apostilló al conocer la contratación del inglés David Beckham. Ayer Alfredo di Stéfano coincidió con Hoeness en el fondo de la cuestión al afirmar que "no se puede hacer una campaña terrible en la contratación de jugadores... Los intrusos perjudican al club y luego se lavan las manos". Yo le propondría encantado a Florentino Pérez el fichaje de Magath, aunque es posible que Federico Jiménez Losantos tenga razón y, en cuanto tratara de torturarles aunque sólo fuera dejándoles sin postre, Felix saliera escaldado de ese vestuario.