Menú
GEES

Una estrategia para Irak

Se trata por un lado de crear fuerzas de seguridad autóctonas, por otro de desarrollar instituciones que tengan la legitimidad que da el respaldo popular expresado mediante los votos

El dogma dice que Irak es un desastre, un caos, una absoluta catástrofe. Los medios lo proclaman ex catedra y la vox populi lo refrenda plenamente con su infalible sabiduría. No es posible que tantos puedan equivocarse durante tanto tiempo ¿O es que usted no se entera?  El problemilla está en no puede ser así durante tanto tiempo y seguir existiendo. Las cosas están muy mal, pero dos terceras partes de país apenas se ven afectadas por las acciones de los terroristas. Otros males los afligen pero curiosamente de ellos apenas se habla. La corrupción está muy extendida y la delincuencia común es muy alta. ¿Pero alguien ha visto éxodos masivos de población? Eso sucedió en Afganistán y Ruanda y en otros lugares asolados por la guerra pero no en Irak.
 
El país no es muy atractivo para los negocios pero el nuevo dinar no ha entrado en una espiral de depreciación, sino que ha mantenido su valor y los exiliados de Sadam siguen volviendo poco a poco y se traen su dinero y lo invierten. Estos hechos son también una parte de la realidad y han de matizar los juicios negativos si queremos realmente enterarnos de lo que pasa.  
 
El referéndum de hace tres semanas no resuelve de inmediato ninguno de los problemas del país, pero si hubiera sido un fracaso por imposibilidad para celebrarlo o por triunfo del rechazo, el coro universal de plañideras se lo hubiera anotado en el debe de Bush. Lo contrario del fracaso es el éxito, pero ¡ojo con reconocérselo al señor de la Casa Blanca!
 
Lo que se le dice, por el contrario, es que carece de una estrategia, pero los aspirantes a candidatos demócratas en el 2008 ni tienen otra ni se atreven a tenerla. Los que le preguntan al presidente reciben una contestación bien simple: “Nuestra estrategia es que a medida de que los iraquíes se vayan haciendo cargo, nosotros nos vamos eclipsando.” Las estrategias definen objetivos, pero son siempre un cómo, cómo hacerlo, cómo conseguirlo.
 
Se trata por un lado de crear fuerzas de seguridad autóctonas, por otro de desarrollar instituciones que tengan la legitimidad que da el respaldo popular expresado mediante los votos. Cada uno de estos objetivos encuentra inmensos obstáculos pero lo que estamos viendo es que en el terreno militar como en el político se avanza hacia ellos.
 
El problema de los problemas es el suní, es decir, la comunidad de árabes suníes, que no pasa y muy posiblemente no llegue al veinte por ciento de la población. Los kurdos pertenecen a la misma rama del Islam pero no sienten la más mínima solidaridad con sus hermanos de religión y encarnizados enemigos étnicos. Los reverenciales observantes del dogma, no el islámico sino el occidental e izquierdista, nos dicen que hay que contentar a esa minoría por encima de todo y fustigan al 80% restante que han sido históricamente sus víctimas por no doblar suficientemente el espinazo ante los que ayer los oprimían y hoy simpatizan con los que los masacran. El embajador americano, Khalilzad, ha hecho lo indecible para arrancar concesiones a favor de esa minoría infinitamente agraviada por la pérdida de su poder. Sobre esta cuestión pivota toda la estrategia americana. Si el objetivo no es posible la estrategia se vendrá abajo.

Temas

En Internacional

    0
    comentarios