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Thomas Sowell

Ignorando la economía

Allá donde los salarios mínimos sean más altos, y que, por imperativo legal, vayan acompañadas con otros beneficios sociales para el trabajador que el empresario tenga que pagar, como en Francia, las tasas de desempleo serán más altas

Mucha gente echa la culpa de los disturbios en Francia a la alta tasa de desempleo entre los jóvenes musulmanes que viven en los guetos alrededor de París y aledaños. Algunos, incluso, culpan a ambas cosas, al desempleo y a la "guetificación" fruto de la discriminación de los franceses.
 
Aunque estas explicaciones puedan sonar plausibles, ignoran, entre otras cosas, aspectos económicos.
 
Retrocedamos unas cuantas generaciones en Estados Unidos. No hace falta que especulemos sobre la discriminación racial ya que era obvia en la legislación de los estados sureños, donde vivían la mayoría de negros, y no era un fenómeno desconocido en el Norte.
 
Sin embargo, a finales de los años 40 el desempleo entre jóvenes negros no sólo era mucho más bajo que el actual, sino que su tasa era parecida a la de los jóvenes blancos de la misma edad. Todos los censos, desde 1890 hasta 1930, muestran que la participación de los negros en el mercado laboral era tan alta e incluso más que la de los blancos
 
¿Por qué son las cosas tan distintas hoy en Estados Unidos y entre los jóvenes musulmanes en Francia? Aquí es donde la economía entra en escena.
 
La mano de obra menos demandada –ya sea por inexperiencia, poca formación o por cuestiones raciales- es tan empleable con salarios más bajos como la gente que está muy solicitada y remunerada con sueldos altos. Por eso los negros podían encontrar trabajo con la misma facilidad que los blancos antes de los años 30, y es la razón por la que se abrió una brecha importante entre el desempleo de jóvenes negros y blancos después de 1950.
 
Hasta los años 30, el salario de la mano de obra sin experiencia y sin formación estaba determinado por la ley de la oferta y la demanda. No había ley de salario mínimo, y los sindicatos no representaban a trabajadores sin experiencia y sin formación. Por esta razón, estos trabajadores podían encontrar trabajo, como todo el mundo, aún cuando éstos fuesen trabajadores negros en una época de discriminación.
 
La primera ley federal sobre el salario mínimo, la Ley Davis-Bacon de 1931, se aprobó, en parte de un modo explícito, para prevenir que los trabajadores negros "les quitaran" el empleo a los trabajadores blancos de la construcción al trabajar por menos dinero. No fue aprobada para proteger a los trabajadores negros de la "explotación" sino para proteger de la competencia a los trabajadores blancos.
 
Dejando la cuestión racial a un lado, las leyes del salario mínimo en el mundo entero suelen proteger a los trabajadores con más sueldo de la competencia que representan los trabajadores con menos sueldo.
 
Los trabajadores mejor remunerados acostumbran a ser mayores, tener más experiencia, más formación y estar más sindicalizados. Pero muchos bienes y servicios se pueden producir con trabajadores mucho menos formados o con menos trabajadores cualificados, también se puede lograr con más capital y menos trabajo, y viceversa. La selección de los empresarios depende de los costes relativos.
 
El efecto económico inmediato de las leyes del salario mínimo es encarecer a la mano de obra menos cualificada, menos experimentada y menos demandada, poniéndola a un precio prohibitivo y dejándola fuera de la bolsa de trabajo. Las grandes disparidades en las tasas de paro entre jóvenes y mayores, los que tienen formación o no y entre diferentes grupos raciales, han sido la consecuencia de las leyes del salario mínimo.
 
Este es el efecto si una ley de salario mínimo se aplica a un sector de la economía tal como la Davis-Bacon, a toda una economía como la Ley del trabajo justo de 1938, o a una comunidad local en particular, como las llamadas leyes de "renta ciudadana" de hoy en día.
 
El resultado final de la Ley del trabajo justo de 1938 fue aplazado por la inflación de la guerra en los años 40, que subió los salarios por encima del nivel especificado en dicha ley. Las enmiendas para elevar de nuevo el salario mínimo empezaron en 1950, y es donde dieron comienzo las crecientes diferencias raciales en el desempleo, especialmente para los jóvenes negros.
 
Allá donde los salarios mínimos sean más altos, y que, por imperativo legal, vayan acompañadas con otros beneficios sociales para el trabajador que el empresario tenga que pagar, como en Francia, las tasas de desempleo serán más altas. Las diferencias en la tasa de paro entre jóvenes y mayores, o entre grupos raciales o étnicos, serán asimismo aún mayores.
 
El desempleo francés es aproximadamente el doble que el de Estados Unidos, y la gente que está sin trabajo, se queda desempleada por mucho más tiempo en Francia. Ltasa de paro entre los jóvenes franceses es del orden del 20%, y entre jóvenes musulmanes varones alrededor del 40%.
 
Nada es gratis y mucho menos para los que parten con desventaja.
 
©2005 Creators Syndicate, Inc.
*Traducido por Miryam Lindberg

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