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Amando de Miguel

Nueva recopilación de trabucamientos y otros disparates

Fernando Beltrán (bilbilitano residente en Zaragoza) me envía algunos trabucamientos, pero casi como pretexto para prestarme su “apoyo frente a la campaña de acoso a la COPE que estamos sufriendo”. Estupendo plural. La verdad es que son cientos los correos que me transmiten ese apoyo. Mil gracias. Si no me detengo en ellos es por pudor y por no alejarme del cometido de esta seccioncilla. Ahí van los trabucamientos:
 
─ (En la carta de un restaurante): “Tomates alineados (= aliñados) con atún”.
─El gerente de la fábrica se refiere constantemente a “Ladrillos machohembrados” (= machihembrados). Además, siempre dice “nuevecientos” (= novecientos).
 
Fernando Herreros transmite algunos trabucazos del ramo de la construcción:
 
─ (Un encargado de obra al oficial albañil): “Te lo digo yo, se llama clarapoya (= claraboya) porque da luz genital” (= cenital).
─ (El peón al encargado): “Voy a bajar este escombro al tontaina” (= container).
─ “La vecina se ha puesto unas gafas caducadas” (= graduadas).
 
Julián Jimeno Casado (profesor) selecciona algunos trabucamientos de los alumnos. Supongo que algunos entran más bien en al categoría de chistes, pero sean bienvenidos. Anoto una muestra:
 
─ “Propiedad pública por la menor producción” (= de los medios de producción).
─ “Mercado de libre conveniencia” (= competencia).
─ “Se llama Escuela Ambrosiana porque la inventó san Gregorio” (= san Ambrosio).
─ “En 1789 tuvo lugar la Revolución franciscana” (= francesa).
 
Hay veces en las que el trabucamiento mejora sensiblemente el original. Es el caso del que recoge Andoni Guisasola:
─ “Armatrasto” (= armatoste)
 
Juan Rafael Pérez Cantillo recuerda algunos simpáticos trabucamientos oídos en la oficina bancaria de Puente Genil (Córdoba) donde trabajaba:
─ “Buenos días, vengo a domiciliciliar (= domiciliar) la luz” (= electricidad).
─ “Vengo a abrir una cuenta normal y corriente” (= corriente)
─ “Es que usted es muy metalucósico” (= meticuloso).
─ “Es que mi niño es muy desinquieto” (= inquieto).
─ “Buenos días, vengo por el enderrón” (= edredón que regalaban por abrir una cuenta).
 
Don Juan recuerda el imposible cartel que vio en la panadería de enfrente: “Profesor nativo de clases de inglés y de francés”.
 
Ignacio Granell aporta dos “trabucazos” que quizá pertenezcan al género del habla popular afectada. Está en la tradición de Arniches:
─ “Estoy hablando en semáfora” (= metáfora).
─ “Divago (= discrepo) de ti”.
 
José Ignacio señala algunas equivalencias andaluzas:
─ “bobadilla” (= bovedilla).
─ “carlitos” (= eucalpitos).
 
Pepe Cortina (Los Ángeles, California) me envía algunas frases que denomina bestiarium y que vienen a ser trabucazos o disparates del Cono Sur.
─ “Florida queda al sur de Montevideo” (En una entrevista de la televisión).
─ “El comunismo es como un pulpo, que con sus testículos (= tentáculos) nos atrapa” (un alto cargo de Argentina).
─ “Somos un granito de arena en el gran engranaje del Uruguay” (Un general uruguayo en la época de la dictadura).
─ “¿Usted cuántos pulmones tiene? Uno, como todo el mundo”. (Respuesta de un futbolista argentino en una entrevista).
─ “Estábamos al borde del abismo, y dimos un paso adelante” (Un vicealmirante argentino en la época de la dictadura).
─ “Nos sentimos muy orgullecidos (= orgullosos) de su visita” (Discurso de un político argentino al recibir a los Reyes de España).
─ “Hoy la primicia (= premisa) es ganar” (Entrevista con un jugador argentino de fútbol).
─ “La leche está muy cara. La Intendencia debería suicidarla (= subvencionarla, subsidiarla). (Un alcalde de Uruguay).
─ “Trabajaremos las 24 horas del día y, si es necesario, de la noche también” (Discurso de un candidato argentino).
─ “Accidente fatal en Flores. Mueren dos personas y un boliviano”. (De la televisión argentina).
─ “ Acá no se trata de sacarle a los ricos para dárselo a los pobres, como hacía Robinsón Crusoe” (= Robín de los Bosques). (Discurso de Carlos Ménem).
─ “Leo mucho a Sócrates. En mi biblioteca tengo la colección completa de sus obras” (Discurso de Carlos Ménem. Como es sabido, de Sócrates no se conserva ninguna obra).

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