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Amando de Miguel

Si no quieres trabucamientos, toma tres tazas

Fernando Otero Vadillo se ha entretenido en extraer numerosas perlas de las sentencias judiciales. Ahí van unas cuantas para solaz de los libertarios. Podrían entrar en la categoría de trabucazos, pero no tanto por ignorancia como por un exceso de celo administrativo:

─ “Declarada la ruina del inmueble incenciado en vía administrativa”.

”[Se intervino al acusado] medalla de oro de Cristo y Virgen con Niña, y cadena con colgante de oro con la cabeza de Cristo”.

“Nos encontramos con la captura de una especie de piscícola prohibida”.

─ “El joven trabajaba absolutamente desprovisto de casco”.

“Resultó atropellada en un tramo recto entre dos curvas”.

“Compró el piso con la finalidad de atender al contenido material de su relación sentimental”.

“La compañía comunicó al asegurado fallecido que asumiría su defensa jurídica”.

“Realizaba la actora labores propias de su categoría de jeta administrativa”.

“[Los acusados] se trasladaron a Menorca, desde Barcelona, en vuelo aéreo de las 14:50 h.

“La [empresa] mercantil se constituyó mediante escritura pública por los cónyuges Rebeca y Cosme y Pedro con un capital social de…”.

Álvaro de Miguel Gómez (Cádiz) cuenta que algunos avisados se dan cuenta de que el prefijo “a” revela incultura: amoto, amarrón, etc. Para evitar ese desliz, comenta que su coche “tiene aire condicionado” (= acondicionado). Es la misma lógica por la que el niño dice “yo cabo”.

Ángel Antón Oliva:

“Todo lo quiero para ya [ahora mismo]. Así que ponte ipso fausto (= facto) con ello”.

“Claro que, como siempre vas a tu libre aluminio (= arbitrio), no harás caso de lo que te digo”.

Patricia Herrera, esposa de un neurólogo de Gijón, cuenta la frase con que un paciente se dirigió al médico:

“Doctor, vengo a verle porque carezco (= padezco) de la cabeza”.

Javier Gómez-Ferrer Senent (Valencia):
─ “Me deja usted perpetua” (= perpleja).
Gregorio Álvarez:

(En una farmacia de Utrera, Sevilla). “Me dé un depositario (= supositorio) de gasolina (= vaselina) pa un niño pa obrá” (= para hacer de vientre).

(En un noticiario de RNE): “Un vecino encontró los cadáveres muertos de dos ancianos”.

(Se cuenta del “tío Bocatuerta”, de Arroyomolinos, que fue a comulgar por segunda vez, pues se casó. Este fue el amable comentario que dirigió al cura): “Poo (= pues) siga usté dando reondelillas” (= hostias para comulgar).

José Mª Navia-Osorio (otro de los corresponsales de plantilla) cuenta una historia del colegio. El alumno sostenía que un escritor medieval (Juan del Encina) “escribió sus obras en español, portugués y bilingüés”.

Francisco García (Madrid) anota algunas frases felices de su portero:

(Respecto a un coche de bomberos que estaba apagando un pequeño incendio). “Es cosa de los indigestos (= indigentes, mendigos) que queman los cartones (de sus chabolas)”.

(A la vista de un pequeño revuelo infantil en el portal). “Los escolásticos (= escolares) que vienen del cole”.

Illya Kuryakin se refiere a algunos trabucazos oídos en Cataluña, que no son sino expresiones del “criollo” o lengua fronteriza entre el catalán y el castellano:

─ “estijeras” (= tijeras)
─ “tovalla” (= toalla)
─ “escombrar” (= barrer)
─ “tornabís” o “destornabís” (= destornillador)

Aurora Grandal (A Coruña) enriquece la lista de los trabucamientos sanitarios, una verdadera mina:

─ “El doctor me ha dicho que tengo una enfermedad nueva, algo así como el ocho por ocho” (= osteoporosis).

“Deme un frasco de sulimento de sulimán” (= linimento de Sloan).

─ “Deme una caja de óvulos vecinales” (= vaginales).
─ (El médico le dice a un anciano muy acatarrado):

“Hay que limpiar esas vías respiratorias. ¿Tiene en casa suero fisiológico?

─ No, señor; lo tengo de terrazo”.

Carlos López-Cañete recuerda un trabucamiento clásico. Es el del famoso romance que empieza “Mira Nero de Tarpeya / a Roma cómo se ardía”. En el lenguaje popular el primer octosílabo quedó como “Marinero de Tarpeya”. Otro ejemplo que aduce don Daniel es el de un verso del “cara al Sol” en el que figura “impasible el ademán”. Los camaradas cantaban lo que parecía más lógico: “imposible el alemán”. Añado que eso del “ademán” es el equivalente del “talante”, otra vez tan de moda.

A propósito del “ebrillo” como medida de capacidad en Almería, Sebastián Alférez Cantal me asegura que en La Rioja oyó esta frase en un almacén de suministros agrícolas:

─ “Dame una DKW de pienso”.

Sospecho, además, que el agricultor riojano dijo “decaúve” y no “decauvedoble”.

Los trabucamientos de los llamados famosos forman una especie por sí misma. José Antonio Elías oyó y vió esto en TV Cuatro, dicho por Boris Izaguirre: “Hay que evitar el aumento de gastos del heraldo (= erario) público”. De todas formas, añado que ni siquiera es preciso decir “erario público”. El erario siempre es el público; no hay “erario privado”.

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