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Dennis T. Avery

Francia fracasará

El resultado es que 3.000 millones de asiáticos pobres se están rápidamente convirtiendo en 4.000 millones de consumidores acomodados.

Francia amenazó con bloquear la liberalización de las exportaciones agrícolas durante la reciente conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC). El candidato presidencial francés Nicholas Sarkozy dice que esa liberalización acabaría con el poder agrícola de Europa. Sin embargo, está tratando de engañarse a sí mismo. Francia no es un poder agrícola en nada más allá del queso azul, pero tiene razón en cuanto a que Francia ha estado bloqueando, a través de la Unión Europea, las exportaciones agrícolas de Estados Unidos durante los últimos 15 años.

Pero ya no será así porque la “cláusula de la paz” de la OMC ya venció. La Ronda de Uruguay de 1994 le concedió a la OMC más poder para resolver disputas comerciales, pero impuso un período de paz de 10 años en los pleitos agrícolas. A las naciones pertenecientes a la OMC se les prohibió demandarse entre sí por pérdidas causadas por subsidios agrícolas hasta el año 2005.

Ahora, cualquiera de los 148 países puede demandar en contra de los subsidios y lo están empezando a hacer. Incluso países pequeños como Malí, productor de algodón, puede demandar a gigantes como Europa y Estados Unidos. Y fundaciones caritativas como Oxfam ofrecen asistencia legal gratuita a Malí para que tenga éxito en sus disputas comerciales.

De ahora en adelante, las demandas ante la OMC atacarán los subsidios agrícolas de los países ricos de manera parecida a la que emplearon los abogados que atacaron a las empresas tabacaleras. No importa que los subsidios sean pagados en francos, euros, dólares o yenes. Estados Unidos ya perdió un caso en algodón y la Unión Europea en azúcar.

Desde ahora en adelante, cualquier país del Tercer Mundo molesto por las barreras de los países ricos contra las importaciones agrícolas o por su “dumping” (exportaciones a precios subsidiados por sus gobiernos) acudirá a la OMC y ganará el caso.

La razón de ser de la OMC es fomentar el libre comercio y ya ha logrado reducir el arancel promedio no-agrícola de 40% a 4%. El arancel promedio en agricultura sigue siendo un escandaloso 65%.

La Unión Europea trató de conservar sus empleos agrícolas con subsidios, barreras a la importación y “dumping”, deprimiendo así los precios mundiales. Entonces, países muy poblados impusieron sus propias barreras, aumentando el precio de los alimentos en Asia, donde hay escasez de terrenos agrícolas.

Ahora la OMC está abriendo la libre competencia y la pelea aumenta con la biotecnología. El algodón biológicamente mejorado para que resista los ataques de insectos tropicales favorece a países con bajos costos de mano de obra. El trigo biológicamente mejorado aguanta mejor las sequías y permite cosecharlo en tierras consideradas antes como demasiado secas.

El resultado es que 3.000 millones de asiáticos pobres se están rápidamente convirtiendo en 4.000 millones de consumidores acomodados. Las economías asiáticas fuera de Japón crecieron el año pasado un 7,4%. La India está invirtiendo 3.000 millones de dólares en su empobrecido vecino Bangladesh. Los chinos están comprando millones de automóviles.

Los agricultores de Estados Unidos serían muy poco inteligentes si basan su prosperidad futura en los subsidios de Washington, ya que gozan de algunas de las mejores tierras cultivables y mejor regadas del mundo, a la vez que de las mejores tecnologías, especialmente ahora que los abogados apuntan sus cañones contra los subsidios agrícolas que persisten en el mundo.

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