Menú
GEES

Inconsistencia vergonzante

José Bono tiene que acudir al Congreso y decir si conocía lo que la Álvaro de Bazán estaba haciendo. Y si no lo sabía, presentar su dimisión. Y si lo sabía, contar quién autorizó su misión de apoyo a la fuerza en misiones de ataque.

Cuando un gobierno autoriza que se integre plenamente uno de sus barcos de guerra, en esta ocasión la F-100 Álvaro de Bazán, en un grupo de combate aeronaval multinacional, ya sabe que está cediendo su control operativo y, en ocasiones, hasta su mando operativo, esto es, la capacidad de decidir qué hace en cada momento, qué misión táctica va a desarrollar, dónde, cuándo y cómo. Argumentar ahora ignorancia de lo que la fragata española hacía es imposible de sostener o, simplemente, una desvergüenza. La fragata está permanentemente en contacto con sus mandos naturales y éstos con sus responsables políticos, es decir, el ministro José Bono. Máxime cuando éste tiene como principal asesor internacional justamente a un almirante y no un almirante cualquiera sino al anterior almirante jefe de la Armada, alguien de cuyo conocimiento sobre las operaciones de los buques españoles y de otras flotas no cabe dudar.

Por otro lado afirmar que el barco español no ha realizado acciones de combate es contar la historia a medias. La F-100 no está equipada para acciones ofensivas en ataque a tierra en profundidad, pues carece de los sistemas adecuados para ello, como misiles de crucero de largo alcance, pero sí cuenta con una capacidad ofensiva contra buque y antisubmarina, amén de servir para la defensa antiaérea y antimisil de sí misma y de todo un grupo de combate. De hecho, la Álvaro de Bazán es una fragata Aegis, cuya principal característica es su sofisticado sistema de combate y de radar de defensa. Y ese es su principal valor para el grupo encabezado por el portaaviones norteamericano Theodore Roosevelt. Su función es la de formar parte del sistema de defensa del grupo, para que éste pueda realizar sus misiones ofensivas a resguardo de posibles ataques enemigos. Puede detectar las amenazas y poner a servicio del almirante jefe sus sistemas de armas para repelerlas o eliminarlas. Todo de manera integrada en un único sistema de sistemas. Decir por tanto que no ha participado en misiones de ataque es una perogrullada y una falacia. Las ha hecho viable y ha funcionado como una pieza engrasada de toda una maquinaria.

Todo esto se ha hecho sin conocimiento público en abierta contradicción con lo que el ministro Bono machacaba a bombo y platillo con su nueva Ley de Defensa Nacional, a saber, que todas las misiones en el exterior de nuestras fuerzas armadas pasarán previamente por un debate y su consiguiente aprobación parlamentaria. En este caso, la única eximente de la ley, la urgencia, no parece de aplicabilidad. José Bono no sólo tiene que explicar qué es lo que verdaderamente ha hecho la fragata española, sino por qué no lo ha llevado al Congreso antes. Lo que se presentó hace meses como un ejercicio rutinario de adoctrinamiento y entrenamiento, parece haberse convertido muy rápido en otra cosa. ¿Sin su consentimiento? Si así fuera, el escenario es todavía más lamentable, el de un ministro que no es capaz de controlar a sus propios subordinados. Máxime en una acción que va en contra de la “doctrina Zapatero” de “nunca más Irak”. ¿Creería Bono que no llegaría a saberse? Es no conocer la transparencia que rige la vida norteamericana. Es probable que, en su día, el “prestar” un fragata a Rumsfeld le pareciera apropiado para seguir jugando a ser el amigo del americano en un gabinete marcadamente antiamericano. Pero quien juega mucho con fuego, tiene todas las cartas para salir chamuscado.

José Bono tiene que acudir al Congreso y decir si conocía lo que la Álvaro de Bazán estaba haciendo. Y si no lo sabía, presentar su dimisión. Y si lo sabía, contar quién autorizó su misión de apoyo a la fuerza en misiones de ataque. ¿Él o el presidente de gobierno? Y, en todo, caso, explicar por qué violó el espíritu y la letra de su texto de Ley de Defensa Nacional hoy ya en vigor. Si dice que el buque zarpó antes de su tramitación final parlamentaria se estará burlando de la oposición y de todos los españoles. Cese o dimisión.

En España

    0
    comentarios