Menú
Cristina Losada

España, país de congresos…de ilegales

De modo que si no piden permiso, y siempre que no vengan con las armas bajo el uniforme o la chilaba, aquí hay bula para que celebren sus congresos los individuos de grupos ilegales

En los años ochenta, algunos “progresistas” avispados decidieron sacar unas perras de una actividad que ya se venía practicando de forma espontánea desde los tiempos de Stalin y Mao, y montaron agencias especializadas en “turismo revolucionario”. Uno de aquellos negocios, vinculado al diario The Guardian, ofrecía tours para los viajeros con “una afinidad política” y los mandaba a Nicaragua, Vietnam o Cuba, para que reconfirmaran in situ su admiración por los regímenes totalitarios. Ahora, en España, está a punto de descubrirse una nueva modalidad turística en la misma onda, pero más sofisticada. Cualquier organización armada, como gustan de llamar a las bandas terroristas el PNV y ERC, que presente algo parecido a un brazo político, ya sabe donde podrá celebrar sus congresos sin incordios. En el Exhibition Center de Baracaldo, sin ir más lejos, que es donde proyecta deliberar la ilegalizada Batasuna el día 21.
 
El presidente del Gobierno ha protagonizado el primer gran spot publicitario de ese negocio. En España –ha recordado– la Constitución reconoce el derecho de reunión pacífica y sin armas y establece que el ejercicio del mismo no necesita autorización previa. Es cierto que un grupo ilegal no tiene derecho a reunirse por culpa de la “muy restrictiva” Ley de Partidos a favor de la cual él votó. Pero –siempre hay un pero, cuando conviene– que un grupo ilegal no pueda ejercer ese derecho, no significa que los individuos de ese grupo ilegal deban quedarse compuestos y sin congreso. Eso se llama hilar fino en términos zapateriles. López Garrido, menos delicado él, le ha hecho el eco con estas claras palabras: en democracia, para reunirse, no hace falta permiso. Y punto.
 
De modo que si no piden permiso, y siempre que no vengan con las armas bajo el uniforme o la chilaba, aquí hay bula para que celebren sus congresos los individuos de grupos ilegales. No anda el mundo escaso de bandas armadas, resistentes e insurgentes, que practican actividades similares a las de ETA, así que clientela no ha de faltar. Sin contar con las mafiosas que prescinden de remoquetes políticos. Las autoridades gubernamentales no han de oponerse a que ejerciten su sacrosanto derecho fundamental. ¿Por qué se ha de prohibirles reunirse si sólo van a hablar? Y caso de que alguno de esos individuos tenga veleidades artísticas y se dedique, qué se yo, a la pintura o la escultura en sus ratos de ocio, también tendrá en España quien le monte exposiciones. Con aportación de fondos públicos, incluso. Como la que inaugurará pronto en Eibar una terrorista encarcelada. Esto es Jauja. Para completar el spot sólo hará falta añadir una versión del viejo lema comunista: Ilegales de todo el mundo, venios.

En España

    0
    comentarios