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José T. Raga

...Y en el Estado también

¿han pensado lo mucho que les puede molestar la “N” de ENDESA? Lo malo es que si prescinden de ella, el vocablo queda en EDESA que, además de ser una marca registrada, iba a dejar demasiado nítida la aproximación a los intereses del Gobierno Vasco

¿Era necesaria? Me refiero a la advertencia del ministro Montilla al presidente Zapatero, recordándole que los pactos en la comunidad “se deciden en el PSC, ¡y en ninguna parte más!”. Por lo evidente, parece ser que se la hubiera podido ahorrar, aunque nunca está de sobra refrescar la memoria, no vaya a ser que el presidente, llevado de gesto ufano, se le ocurriera pensar que quien gobierna es él. Bien pues, señor Montilla, por recordar principios que, no por ser patentes, tienen las garantías de que todos, y especialmente el presidente Zapatero, los recuerdan con nitidez.
 
Aunque, me da la impresión que se ha quedado muy corto, lo cual puede obedecer a alimentar ese aspecto deliberado de buen chico, timidin e incapaz de alzar la voz, cuando la realidad muestra justo lo contrario. En honor a la verdad, hubiera podido añadir que los pactos o las decisiones en el Estado, también se deciden en el PSC. Ya sé que el peso de los votantes del PSC en el ámbito de la Nación española es irrisorio, lo que democráticamente sería difícil explicar el porqué de tanta influencia. A lo cual, es bien cierto que usted me podría contestar que algo semejante es lo que le ocurre al Gobierno de la Generalidad con el yugo de Esquerra Republicana de Cataluña.
 
Por eso, ya que allí tienen que bailar como comparsa, me parece lógica la conminación aquí –perdone los adverbios de lugar, que seguramente podrá recordar sin esfuerzo excesivo– que ejerce como sujeto imperante, y esto sí, con plena transparencia. Lo que ocurre es que los españoles, aún los que no votaron al partido en el gobierno, no les gusta ver a su presidente, pues para bien o para mal también es su presidente, en doblegada actitud soportando con cierto estoicismo su advertencia, como si de relación entre siervo y señor se tratase.
 
Y es que claro ¿qué pasó con los catalanes del PSOE? En su origen, ellos eran los más, cuantitativamente hablando, si bien esta superioridad numérica se vería compensada por la concentración del intelecto que se daba en las filas del PSC. Me da la impresión que lo que ahora ha quedado en Cataluña es un amalgama en el que ni la masa es masa, ni el intelecto es intelecto: y es que las cosas ya no son como antes, con aquella claridad y aquella transparencia que las caracterizaba.
 
Pero aún careciendo de esa intelectualidad de la que presumían sus compañeros de partido, con frecuencia injustificada, la realidad es que han tenido más habilidad para detentar el poder, mientras que los otros siguen con su deporte piquetero cuando en el horizonte puede asomar algún motivo para la reivindicación; más aún si se está cerca de las elecciones sindicales.
 
Y hablando de poder, querido señor Ministro, no trate de justificar lo injustificable, y menos aún cuando para ello hecha mano de argumentos que la ciencia tiene desechados desde hace ya muchos lustros. Competencia, con OPA o sin ella, es competencia, y no cohabita fácilmente con la concentración. Es cierto que el mayor número de operadores en un mercado no garantiza la competencia en él –basta contemplar los mercados regulados por ustedes, por las administraciones públicas–, pero no es menos cierto que reducir el número de éstos agentes siempre aleja de las condiciones exigidas para un mercado libre y competitivo.
 
Su propio subconsciente les ha traicionado en dos de las veinte condiciones establecidas y, naturalmente, asumibles: en la quince, califican ustedes esta OPA, como “operación de concentración”, en lo cual, no puedo estar más de acuerdo; en la dieciséis, a decir de ustedes, “el comprador deberá disponer de recursos financieros ajenos al vendedor y no crear nuevos problemas de competencia” ¡Qué más problemas se podrían crear que acabar con ella! Cuando tenga un momento me gustaría una explicación que fuera capaz de hacer congruentes estas afirmaciones del texto del Consejo de Ministros, con las que están dando ustedes a la opinión pública. Y eso sin entrar en lo que realmente es. Sería enriquecedor para todos.
 
Mientras tanto, ¿han pensado lo mucho que les puede molestar la “N” de ENDESA? Lo malo es que si prescinden de ella, el vocablo queda en EDESA que, además de ser una marca registrada, iba a dejar demasiado nítida la aproximación a los intereses del Gobierno Vasco. ¿No es así?

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