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Amando de Miguel

Cuestiones políticas

Que conste, para los medrosos, que la tal fundación es "alegal" porque el Ministerio de Cultura (sic) no la reconoce. Claro que ese rechazo añade un punto de morbo al interés que puedan tener muchos por asociarse.

Juan Sánchez razona que "a cualquier españolito de a pie, para acceder a cualquier puesto de trabajo de tipo medio, se le exige el conocimiento de una lengua extranjera, mayoritariamente el inglés". Concluye que ese requisito no se aplica para un puesto como el de presidente del Gobierno. Tiene toda la razón don Juan. Añado que por lo menos Aznar lo aprendió nada más dejar el cargo. Zapatero ya sabe decir thank you, pregunten lo que le pregunten.

Sobre las opciones para traducir "desarrollo sostenible", Miguel Guash Aparicio corta por lo sano: "Sinceramente creo que lo que llaman hoy desarrollo sostenible es, y ha sido siempre, simplemente progreso. Lo demás, puras zarandajas ideológicas". Esta muy bien, pero progreso es también una palabra rebozada de ideología en su peor sentido. Progreso acaba siendo la dirección del cambio que interesa al que habla, sobre todo si es de izquierdas y disfruta de una buena posición social. En todo caso, progreso se asocia más bien con el cambio que propone la izquierda. No tendría por qué ser así, pero lo es. En su día el desarrollo era el cambio menos discutible, el que facilita el bienestar material. Pero tampoco hay acuerdo sobre lo que pueda ser "auténtico" desarrollo. Una vez más, el lenguaje no sirve solo para entenderse sino para no entenderse o para desentenderse.

Luis Argüello me envía una nota de queja verdaderamente tierna y divertida: "Admirado don Amando: No nos había contado usted en sus artículos que era patrono de la Fundación para la Defensa de la Nación Española […] Nos debe una información sobre cómo incorporarnos como colaboradores a una obra que se echaba tanto de menos. Le emplazo a que lo haga cuanto antes". Da gusto tanta familiaridad. Realmente los libertarios empezamos a ser una gran familia, aunque lo usual es que no nos veamos personalmente. La verdad es que tengo tanto retraso en este menester de comentar los emilio de LD que no me ha dado tiempo a dar cuenta de la dichosa fundación. Estoy en ella porque me lo pidió uno de sus promotores, Ricardo Rodríguez. El alma de la iniciativa es Santiago Abascal, un "nueva generación" de admirable empuje. Los otros patronos que me mencionaron son personas igualmente admiradas: Alejo Vidal-Quadras, Fernando G. de Cortázar, Gustavo Bueno, Jaime Larrínaga, Paco Caja, Adolfo Prego y Sabino Fernández Campo, entre otros eminentes "burgueses de Calais". Para inscribirse apunten esta dirección (noten: sin la eñe).

fundacion@nacionespanola.org

Que conste, para los medrosos, que la tal fundación es "alegal" porque el Ministerio de Cultura (sic) no la reconoce. Claro que ese rechazo añade un punto de morbo al interés que puedan tener muchos por asociarse. Por lo visto, uno puede organizarse legalmente si pretende la secesión de alguna otra nación dentro de la española, pero no si se manifiesta en defensa de la nación española. Por lo mismo en España hay cientos de miles de familias ─quizá millones─ que no pueden escolarizar a sus hijos en español. Por eso "patronizo" yo la malhadada fundación. A la fecha son centenares los emilios que he recibido interesándose por la nonata fundación. No son pocos los que especifican: "¿dónde ha que ingresar la cuota?". Emocionante.

Por si fuera poco, Enrique Guillén Martí (Murcia) acompaña un soneto a propósito del asunto de la citada fundación. Se agradece:

A Expaña

Un soneto deseo dedicarte
e iniciaré el importante reto
maldiciendo desde el primer cuarteto
a aquellos que pactaron liquidarte.

¡Oh patria mía, oh antigua España!
contigo estoy muriendo día a día
mientras triste contemplo tu agonía
que siento como daga en propia entraña.

Apátrida seré, mas lo prefiero
antes que tener madre y rechazarla
huérfano de nación, que no extranjero
antes que tener tierra y renegarla
ciudadano sin más del mundo entero
en busca de otra España a la que amarla...

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