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Ignacio Villa

Zapatero a saco

Asiste el presidente a un homenaje en recuerdo de un asesinado por ETA y no tiene el valor de hablar de los asesinos.

¿Donde nos quiere llevar el presidente del Gobierno? ¿Qué pretende con todo lo que está haciendo? Rodríguez Zapatero ha traspasado la frontera. Hemos hablado en muchas ocasiones de su irresponsabilidad, su sectarismo o la ambigüedad en su discurso político. Pero en esta ocasión, hay que decir que ha colocado a España al borde del precipicio. Zapatero ha entrado en un terreno más que pantanoso. Con los ciudadanos no puede jugar.

El Jefe del Ejecutivo está encadenando una larga lista de decisiones que no tienen norte, no tienen principios y comienzan a ser fruto de una política de nervios e improvisación. Y eso sí lo hace con sus cosas es su problema; pero que a los demás nos deje en paz. Zapatero ya tiene en su lamentable curriculum la desactivación del pacto antiterrorista, el desguace de la ley de partidos, la luz verde para que los batasunos de las tierras vascas se sienten en el parlamento de Vitoria, el enfrentamiento de los movimientos cívicos en el País Vasco y la búsqueda de la división de las víctimas. Pero el presidente quiere más. Ha cesado al Fiscal Fungairiño y ha ordenado al Fiscal General del Estado dinamitar todo el poder judicial para dejarlo narcotizado al servicio del Gobierno.

Zapatero ha entrado a saco con todo lo que se había conseguido durante años en la lucha contra el terrorismo Y en ese todo se incluye, naturalmente, a las víctimas del terrorismo. Zapatero las ha perseguido, las ha negado el dinero, las ha ninguneado y ha buscado su disolución. El presidente ha preferido buscar la cesión con ETA, el diálogo bajo cuerda y el acercamiento a los terroristas. Ahora, tras tirar por la borda todo lo construido, el Comisario Peces, ese a quien Zapatero ha utilizado en el trabajo sucio con las víctimas, le abandona. La que debe estar cayendo en las cercanías del poder para que hasta Peces deje en la estacada al presidente.

Zapatero, que no ha ido al Congreso internacional de Valencia, este martes ha sido incapaz de mencionar a la banda terrorista ETA en el homenaje a Tomás y Valiente. Asiste el presidente a un homenaje en recuerdo de un asesinado por ETA y no tiene el valor de hablar de los asesinos. Con esta actitud, ¿qué podemos esperar? Claro está que nada, pese a que se le pide bien poco; con que nos dejara en paz sería suficiente.

Mientras, los terroristas han puesto una bomba en Navarra. Esto debe ser la normalidad.

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