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Amando de Miguel

Neologismos

Lo de blog no sé de dónde viene. Supongo que es un neologismo en inglés, pero no me parece que sea correcto traducirlo por "bitácora". Creo que es una mala imaginería la de considerar que se "navega" por la internet. Sin embargo, se ha impuesto.

Reitero mi particular doctrina sobre la cuestión de los neologismos. En principio, hay que estar abiertos a la incorporación de nuevas voces procedentes de otros idiomas. Esa facilidad importadora es el mejor síntoma de salud de un idioma. Naturalmente, la condición para importar palabras es la de que sean necesarias. Primero entran por el uso restringido a determinados círculos técnicos o profesionales. Luego, si logran hacerse imprescindibles, se expanden al habla general.

Alfonso Tena (Montpelier, Francia) critica el uso de trazabilidad, como "un anglicismo flagrante" (traceability). A él le gusta más "rastreabilidad". Pues, el diccionario de Manuel Alvar trae ya trazabilidad, la cualidad de lo que se puede trazar o derivar. No me parece que sea una palabra rechazable, vista sobre todo la incapacidad del idioma español para los abstractos.

Dice también don Alfonso que el verbo sorprender está emparentado con el francés surprendre, compuesto de sur (= sobre) y prendre (= coger). De ahí el otro emparentamiento con sobrecoger. Realmente se establece ya en el latín. No tiene mayor misterio, pero está bien observado.

Rafael Blas (Valencia) se queja de los anglicismos innecesarios que utilizamos en el lenguaje informático. Cita, por ejemplos, blog en lugar de "bitácora". No estoy tan seguro de la equivalencia. En inglés log es el "cuaderno de bitácora", donde se anota la velocidad del barco y otras incidencias de la navegación. El log era un aparato rudimentario para medir la velocidad del barco (una cuerda con nudos). La "bitácora" es el armarito donde se guarda la brújula, el sextante, el cuaderno y otros enseres de la navegación. Lo de blog no sé de dónde viene. Supongo que es un neologismo en inglés, pero no me parece que sea correcto traducirlo por "bitácora". Creo que es una mala imaginería la de considerar que se "navega" por la internet. Sin embargo, se ha impuesto.

José Fernández-Quevedo Egocheaga (Asturias) me consulta la tendencia a adaptar términos nuevos del mundillo informático. Por ejemplo, cita "haz un copypaste" que significa "copia y pega". Me parece muy bien. Antes de la era informática se decía cutting anda pasting job (= un trabajo o tarea de cortar y pegar). Así se redactaban los manuscritos o las piezas periodísticas recomponiendo el texto con trozos, citas, fichas, versiones previas. Hoy esa labor la hacen más limpiamente los ordenadores. Se podría decir "cortapegar".

Pio Vadillo París (Guadarrama, Madrid) critica el uso que hacen algunas empresas de la etiqueta soporte a clientes para indicar el departamento que presta asistencia técnica o personal a sus clientes. Afirma don Pío que ha visto este rótulo sobre la fachada de una empresa: "Educación y soporte a clientes". Concluye: "Si yo fuera uno de esos clientes educandos y soportandos, […] me borraba". Creo que don Pío tiene más razón que un santo.

León Zeldis Mandel (Israel) me hace un reproche encubierto al haber yo utilizado el barbarismo remake en lugar del castizo "refundición". Entiendo que no es lo mismo. No se trata de volver a fundir nada. El remake es una nueva versión de una obra antigua, preferentemente en el campo de las artes literarias o escénicas. No hay palabra española para esa operación. La más cercana es "réplica", pero se refiere más a la copia o reproducción de una obra, preferentemente en el campo de las artes plásticas. El Quijote de Avellaneda es un remake del Quijote auténtico o primordial.

Gregorio Cavero propone dos nuevos términos: avina (en lugar de "aviaria") como adjetivo de "ave", y centieuro, como el céntimo del euro. Apuntados quedan.

La corrupción popular de las expresiones cultas es un proceso muy corriente. Don Ignacio dice que al producto Petit Suisse (queso fresco con pedacitos de fruta), introducido por la casa Danone, en La Mancha pasó a serpitisulín, que suena más nuestro.

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