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Francisco Cabrillo

John Law, ¿gran financiero o gran estafador?

John Law sobrevivió solamente ocho años al desastre, preguntándose, seguramente, todos los días por qué había resultado tan mal su ambicioso proyecto.

El día 9 de abril de 1694 dos hombres se batieron en duelo en la ciudad de Londres. El resultado fue que un caballero llamado Edward Wilson cayó muerto a los pies de un joven escocés de 23 años llamado John Law de Lauriston que, algún tiempo después, sería protagonista en Francia de uno de los mayores escándalos financieros que recuerda la historia. El motivo del duelo fue el afecto de una dama. Nada sorprendente, desde luego. Pero es interesante recordar quién era la señora que motivó el enfrentamiento, dado que su personalidad y su rango nos indican cuáles eran los ambientes en los que ya por entonces le gustaba moverse al joven Law. Se trataba de Elizabeth Villiers, una mujer 14 años mayor que nuestro personaje y que no era precisamente una dama honesta y recatada. De hecho había sido durante más de una década la amante del rey Guillermo III quien, finalmente, la había dejado a instancias reiteradas de su mujer. Un año y medio después del duelo, Elizabeth se casó con su primo Lord Hamilton. Y el rey supo recompensar a quien le arreglaba así un asunto enojoso, nombrando al recién casado conde de Orkney, y confirmando la popular idea de que para ascender en la corte siempre ha sido una buena estrategia hacer pasar a la propia esposa por el lecho real.

Mientras tanto, la situación de Law era difícil. Acusado de asesinato había sido condenado a muerte, pena que más tarde le sería conmutada y sustituida por una sanción monetaria. Pero el hermano del fallecido recurrió y, con buen sentido, sin duda, nuestro personaje pensó que lo más prudente era escapar del país. Esta decisión le llevó a viajar durante diez años por el continente, hasta que finalmente –tras una breve estancia en Escocia– se estableció en Francia. John Law era hijo de un banquero y siempre se interesó por las cuestiones financieras y la especulación. Y en 1705 publicó la que sería su obra teórica más importante: el libro El dinero y el comercio: una propuesta para proveer de dinero a la nación. En él anticipaba una de las ideas más discutidas de toda la historia del pensamiento económico: la conveniencia o no de incrementar la circulación monetaria para estimular la actividad económica. Tal principio ha provocado no solo debates importantes en la ciencia económica, sino que ha tenido además el efecto de justificar en muchos casos políticas monetarias irresponsables que han creado graves problemas de inflación en no pocos países. No es sorprendente, por tanto, que uno de los numerosos libros que se han dedicado a nuestro personaje lleve el expresivo título de "John Law, padre de la inflación".

Algunos años más tarde, en 1716, se le presentaría a Law la gran oportunidad de llevar a la práctica sus teorías. Tras la muerte de Luis XIV la economía francesa pasaba por un difícil período de estancamiento y deflación, mientras la corona sufría de serios problemas financieros. ¿Qué mejor momento para tratar de elevar el nivel de actividad haciendo crecer la cantidad de dinero mediante la emisión de papel moneda que Law consideraba el mejor medio de pago posible? Nuestro economista consiguió el apoyo del duque de Orleans, regente de Francia, y pudo así poner en marcha sus planes. En 1716 fundó la Banque Générale, un banco privado que obtuvo resultados excelentes. Tres años más tarde, el banco sería nacionalizado y pasaría a denominarse "Banque Royale", continuando Law como su director. Todo parecía marchar muy bien. Pero en diciembre de 1720 el banco había quebrado y Law había tenido que cruzar a toda prisa la frontera belga para escapar a sus perseguidores.

¿Qué había sucedido? ¿Cómo se había pasado en tan poco tiempo de la prosperidad al desastre? La causa de la quiebra no hay que buscarla tanto en la estricta actividad del banco como en las relaciones de éste con una compañía mercantil creada para comerciar con las colonias en régimen de monopolio, de acuerdo con el espíritu de la época. La nueva sociedad primero se denominó Compañía de Occidente y, más tarde, Compañía de las Indias. Pronto los títulos de la Compañía, en cuyos orígenes estaba la expansión francesa en la Luisiana, fueron objeto de una fuerte burbuja especulativa ante la expectativa de los grandes beneficios que la explotación de los nuevos territorios produciría. Acciones que valían 500 libras en 1719 llegaron a costar 18.000 en enero de 1720. Pero, como tantas veces ha sucedido en la historia, cuando menos se esperaba, estalló la burbuja especulativa. Law cometió entonces un nuevo error e intentó salvar la situación aumentando la emisión de billetes, con los que trató de comprar títulos y evitar así el derrumbe de las cotizaciones. Pero finalmente el pánico se produjo, los títulos perdieron el 97% de su valor y en Francia el papel moneda y la misma palabra "banco" cayeron en el mayor desprestigio durante muchos años.

John Law sobrevivió solamente ocho años al desastre, preguntándose, seguramente, todos los días por qué había resultado tan mal su ambicioso proyecto. ¿Fue un gran financiero... o un gran estafador? ¿O ambas cosas a la vez?

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