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Juan Carlos Girauta

En vez de piso, zapatillas

La progresía gobernante y mangante sigue tratando al joven como un asno repetidor de consignas, pastillero armado de un léxico de trescientas palabras.

El Consejo de la Juventud de España y el Ministerio de Vivienda creen que para llegar mejor a los jóvenes hay que decir keli en vez de casa. Los toman por su caricatura, siguiendo la pauta de los talentosos guionistas televisivos, fuente inagotable de vergüenza ajena. Creen también los cerebros del Referéndum Plus y la superdotada de las soluciones habitacionales que van a transmitir su sincera preocupación por el grave problema de la vivienda regalando a los afectados un stock de zapatillas con el que alguien habrá hecho un triste negociete. Toman a los jóvenes por una especie de idiotas irremediables: saldrían muy contentos del banco si en vez de concederles un crédito les dieran una muñeca chochona; abrazarían a un deudor que les pagase con un llavero del Osasuna.

A pesar de lo que crean la Trujillo y los pesebristas del CJE, ser joven no equivale a encarnar la caricatura de un idiota, y es más que posible que consigan un efecto contrario al deseado: la general convicción de que ni el Ministerio de la Vivienda sirve de nada ni a su titular le importa una higa. Muchos jóvenes españoles leen este medio. Cada vez más. Estudian carreras con las que algunos ministros no podrían ni soñar, se manejan eficazmente en varios idiomas y son infinitamente más serios, rigurosos y competitivos que cualquier otra generación anterior. A este valioso segmento de la población española lo ha bautizado el diario El País como ciberfachas.

La progresía gobernante y mangante sigue tratando al joven como un asno repetidor de consignas, pastillero armado de un léxico de trescientas palabras. Les parece muy gracioso y oportuno el guiño cómplice (este término es básico) de las zapatillas y el argot. Los socialistas hacen bien en familiarizarse con el argot carcelario; de vez en cuando aparecen sumarios encaramados a armarios o altillos y, sin saber cómo, pasan unas vacaciones a la sombra. Keli, queo, piltra, peluco, tigre y bul son voces útiles en tales circunstancias.

A la Trujillo nadie podrá premiarla por su labor, pero siempre se le puede hacer un homenaje y entregarle solemnemente unos bastoncillos de algodón con los que desatascarse los oídos, a ver si oye por fin la voz de los que debería proteger. Blanco no verá recompensada su oratoria ni conocerá los laureles académicos, pero podemos ofrecerle unblandi blubpara que juegue en sus horas muertas, es decir, siempre. Montilla no se granjeará el respeto del Círculo Ecuestre ni, cuando suelte de una vez el ministerio, volverán a invitarlo a tenidas cleptocajísticas en Premià de Mar, pero sería un detalle que obtuviera al menos un huevoKindersorpresa, para que tenga la sensación del premio. ¿Unas zapatillas para buscar piso? Estos tíos, exactamente, ¿de qué van?

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