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Pío Moa

Un llamamiento andalusí a la calma

Como andaluza o andalusí, algún derecho tengo a llamarles a ustedes un poquillo la atención, porque cuando ustedes aún no se bañaban, nosotras y nosotros aquí teníamos unos baños árabes estupendos, porque nuestra civilización siempre fue más refinada.

La polémica entre intelectuales nacionalistas se va complicando más de lo previsible, y una andalusí de pro, Aixa Modrejón Cogolludo, que no especifica su origen universitario, trata de introducir serenidad en un debate que, francamente, se estaba yendo de las manos. Yo creo que no le falta razón:

«Calma, señores, calma, calma y más todavía: ¡calma! Vengo leyendo las cartas cruzadas entre diversos nacionalistas vascos, gallegos y catalanes, y se me ponen los vellos como escarpias. Se lo digo con el mayor cariño: por ahí no haya salida, ¡stop! Porque los únicos que van a beneficiarse serán los partidarios de la Españaza de siempre, la derechona inculta y atávica, piénsenlo ustedes bien, se lo digo, repito, con todo mi cariño y con toda mi admiración por la profundidad que todos ustedes demuestran en sus análisis históricos, pero piensen que el rigor no está reñido con la prudencia.

¡Civilización, señores! Hay que saber decir las cosas de modo que no hieran, de modo que no hagan llagas en el amor propio, quiero decir, de forma constructiva. Porque es por ahí por donde más se falla, nos embalamos y, ¿cuáles son las consecuencias? Piénsenlo civilizadamente. Además, debemos buscar lo que une y no lo que separa, y dejarnos de minucias. ¿Que el gran Rafael Casanova, dicen algunos pseudohistoriadores o pseudohistoriadoras, fue un españolista que luchaba a favor de la corona de España y que luego sirvió al infame Felipe V? Bueno, ¿y qué? Que digan misa. Es como si ahora sale por ahí un enterado diciendo que Napoleón no descubrió América. Lo que importa, lo que debe importarnos a todos los hombres y mujeres de espíritu progresista, es LO QUE CREE EL PUEBLO. Y si el honrado pueblo catalán cree, sabe, que Rafael Casanova es su mayor héroe patrio, ya pueden ir por ahí cuatro o cinco historiadorzuelos a sueldo de la derechona escribiendo lo que les dé la gana: fracasan y fracasarán siempre. No les demos mayor importancia, seamos civilizados, no nos peleemos por cosas de tan poca monta. Rafael Casanova es el héroe del pueblo catalán, y punto. Que ladren esos fascistas, que luego cabalgamos.

¿O que Sabino Arana dijo que los catalanes eran españoles? Pues lo diría porque le dolía la cabeza, o porque estaba de mal rasque porque la mujer no tenía ganas de hacer el amor, o vaya usted a saber por qué. Malos momentos los tenemos todos, incluso los grandes hombres y mujeres. Nuestro Blas Infante, fundador de la Nación Andaluza, seguro que también los tuvo. No es para ponerse como se han puesto los señores Bofarull y Bofarull o Eguaraz Hernandorena, caramba, que hay que ver, y se lo repito con todo mi cariño, pero es que asustan de cómo se ponen. Y digo yo que lo que debe prevalecer es la solidaridad y el cariño entre todos los y las que luchamos por la emancipación de los pueblos del Estado español. ¿No estáis de acuerdo?

Y me permitirá, señor Brétemas, una recriminación afectuosa: ¡Caramba, señor Brétemas, si a usted lo dejan ocupa con su Galicia toda la Península Ibérica! Eso no puede ser, hombre, déjenos un poquito a los demás, que también somos humanos y tenemos algún derecho, vamos, creo yo. Y no lo digo por enemistad a los gallegos, que yo adoro Galicia y cuando voy por allí me pego unos atracones de marisco y pulpo a la fiera como ustedes le dicen, y de vino Albariño, que me pongo morada, y lo reconozco, como se come en Galicia, en ningún sitio, y mire que los andaluces también tenemos nuestra cocina nacional, que nos la dejaron aquí los árabes, uno de los pueblos más civilizados y refinados de la historia, como ustedes saben. .

Se lo digo, porque, como andaluza o andalusí, algún derecho tengo a llamarles a ustedes un poquillo la atención, porque cuando ustedes aún no se bañaban, nosotras y nosotros aquí teníamos unos baños árabes estupendos, porque nuestra civilización siempre fue más refinada. Que no es mérito especial nuestro, ya lo sabemos, no somos racistas, pero ahí está y ahí queda. Así que tengan una miaja de humildad, se lo pido de todo corazón, que nosotros y nosotras no pretendemos decirle a nadie lo que tiene que hacer, pero las cosas son como son.

Porque ustedes, a veces, parece que como tienen idioma propio se creen, no sé yo, como muy especiales, pero ya lo explicó muy bien aquel genio fundador de la Nación Andaluza, don Blas Infante, nosotras y nosotros, las andaluzas y los andaluces, podemos y queremos "vivir en andaluz, percibir en andaluz, ser en andaluz y escribir en andaluz". Sí, no se extrañen, porque el idioma andaluz tampoco es español, aunque se le parezca superficialmente, porque, por poner ejemplo, y ya lo dijo también Blas, "el lenguaje andaluz tiene sonidos los cuales no pueden ser expresados en letras castellanas", y hay que recurrir al alifato para representarlas como es debido. Desgraciadamente cuando los cristianos acabaron con aquella civilización prodigiosa, mucho de todo eso se perdió, pero estamos trabajando por recuperarlo, por "reconstruir un alfabeto andaluz", como nos ordenó nuestro nunca olvidado Blas, ¡y lo lograremos! ¿No hemos recuperado la bandera de los omeyas y los almohades para la Nación Andaluza, que tanto escándalo armó en su día entre la derechona, y tuvo que replicarles nuestro Blas: "¡Qué país! ¡Llegan a sentir alarma ante el flamear de una bandera de inocentes colores, blanca y verde! Le hemos quitado el negro como el duelo después de las batallas y el rojo como el carmín de nuestros sables, y todavía se inquietan". Así son esos canallas. Así que no nos subestimen y depongan su soberbia, señores, que a todos nos conviene.

Sobre mis apellidos, cuyo origen árabe no es preciso aclarar a intelectuales de su talla, el primero, Modrejón o Al-Modrejón, quiere decir "La doncella dorada", y Cogolludo (mejor, Al-Cogolludo), que significa "bajo la fuente".

Con todo mi cariño: Aixa (al) Modrejón (al) Cogolludo»

Me llega una nota posterior aclarando que no quiso decir Napoleón, sino Colón. Lo suponía.

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