El desembarco de Pedro Piqueras en los informativos de Telecinco, con el complemento de José Ribagorda los fines de semana, ya ha podido ser evaluado por la cadena y los espectadores en sus primeros siete días. Un profesional de larga trayectoria como Piqueras tenía que ser consciente de lo difícil que es darle la vuelta al contador de los audímetros y abrir una rendija para introducir alguna novedad, así que no le habrá cogido por sorpresa que la audiencia no suba y que alguna de sus aportaciones, como la de las preguntas de los televidentes, tengan que ser descartadas, al menos como norma.
Desde hace tiempo, Antena 3 (Matías Prats) y TVE (Lorenzo Milá) le han venido sacando ventaja a Telecinco. Con Angels Barceló y con Valentín, en época de Aznar (al que combatió Telecinco duramente) y con el gobierno socialista, el público ha preferido a Matías Prats o a TVE en distintos horarios, aunque no es desdeñable la audiencia de Telecinco. Ahora podemos comprobar lo que se aprecia un pedacito de share cuando la competencia es cada vez más dura. Piqueras puede aducir que si él tiene un 16 % todavía supera a Iñaki Gabilondo en 10 puntos y que, en todo caso, el tiempo dirá.
Lo que sí puede decir ya el espectador atento es que estamos ante un ejemplo de la tendencia a repetir el esquema de los que van mejor y dar pocas sorpresas. Caras conocidas, cierta naturalidad y aspecto formal es lo que priva. Nada de sin-corbatismo y nulas iniciativas liberadoras de los corsés televisivos. Probablemente habrá alguna razón de fondo en el hecho de contratar a Piqueras-Ribagorda, pero desde la sala de estar lo que se aprecia es que igual da una cadena que otra, porque las noticias, con abundante material de sociedad y deportes, se parecen en todas las televisiones y los que las presentan son fruto de trayectorias similares. Todos son hijos de la televisión pública y tienen un agradable aspecto. Caras familiares y noticias para la distracción. Ninguno va de periodista arriesgado. Es como si todas las cadenas fueran gubernamentales y sedantes.
Pedro Piqueras ha definido la información que dirige como "veraz y televisiva" lo que casi parece una contradicción en los términos, sobre todo en una cadena que lo que mejor sabe hacer es crear culebrones noticiosos. Lo que sí ha hecho, de momento, es "redondear" la información. Se acabaron las aristas. Ya no hay presentadores con narices picudas ni caras irregulares y tampoco será punzante su relación con el gobierno. La audiencia de Telecinco va a tener la impresión de que está en RTVE con formato abreviado.
