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Carlos Ball

Politización del comercio

Los Emiratos Árabes Unidos han sido un fuerte aliado de Estados Unidos y un ejemplo para el mundo árabe de lo mucho mejor que resulta para su gente trabajar, construir e invertir que poner bombas y matar a inocentes.

El mayor daño que se le puede hacer a una economía es la politización del entorno en que funcionan la industria y el comercio. Esa es la triste historia tras el fracaso económico de América Latina y hoy lo vemos en Estados Unidos, cuando políticos de ambos partidos rechazan que una empresa de servicios portuarios, la Dubai Ports World de los Emiratos Arabes Unidos, adquiera la antigua compañía inglesa Peninsular & Oriental Steam Navigation (P&O). La razón es que no aceptan que una empresa árabe se encargue de la operación de seis puertos importantes de Estados Unidos: Nueva York, Newark, Baltimore, Filadelfia, Miami y Nueva Orleáns.

Republicanos y demócratas criticaron duramente la aprobación del gobierno federal, logrando que se posponga la decisión. Una cosa es la operación comercial de esos puertos y otra, enteramente diferente, es su seguridad, la cual seguirá bajo el Servicio de Guardacostas. Estados Unidos lanza un mensaje negativo al mundo entero si sus políticos tratan como adversarios a todo el mundo árabe; es decir, si actúan de manera parecida a los extremistas islámicos que ven como enemigos a todos los no creyentes en Alá y el Corán.

La razón por la cual los servicios portuarios de este país no están desde hace años en manos de empresas nacionales es que el sindicato –International Longshoremen’s Association– acabó con ellas, al aumentar excesivamente sus costos de operación. Algo parecido está sucediendo hoy con las empresas fabricantes de automóviles, General Motors y Ford, cuyos trabajadores de plantas cerradas siguen recibiendo salarios por no hacer absolutamente nada, sino acudir a un centro donde están de brazos cruzados, mirando el techo, durante años y hasta que se jubilan.

Según el diario londinense Financial Times, el ex presidente Bill Clinton recomendó a la empresa Dubai Ports World que pospusieran por un período de 45 días la compra de P&0. Pero su esposa, la senadora Hillary Clinton, atacó duramente la transacción, durante su visita a Florida el 27 de febrero: "Las alternativas revelan un desalentador patrón de ideología, influencias e incompetencia que hemos visto y que violan nuestros valores y nuestros intereses... No sostengo que los demócratas siempre tenemos la razón, pero nuestras preferencias reflejan más los valores y avanzan el bienestar de los americanos".

Del lado republicano, mientras el ex candidato presidencial Robert Dole cabildeaba a favor de la empresa de Dubai para lograr comprar a P&O por 6.800 millones de dólares, su esposa la senadora Elizabeth Dole escribía, el 23 de febrero, al presidente de la Comisión Senatorial de las Fuerzas Armadas sobre su "preocupación a que la propuesta transferencia de las operaciones portuarias a una empresa controlada por el gobierno de los Emiratos Árabes Unidos pueda comprometer nuestra habilidad de controlar efectivamente nuestros puertos".

Los Emiratos Árabes Unidos han sido un fuerte aliado de Estados Unidos y un ejemplo para el mundo árabe de lo mucho mejor que resulta para su gente trabajar, construir e invertir que poner bombas y matar a inocentes. Dubai es la ciudad de mayor crecimiento en el mundo.

Los mercados funcionan con la información que aportan los precios, a través de la oferta y la demanda. Los mercados dejan de funcionar cuando los políticos meten la mano para impedir una transacción o apoyar a una empresa nacional. El alboroto político fue creado por una empresa de servicios portuarios en Miami que quería impedir la transacción. Y son las amenazas de políticos poderosos respecto a prohibiciones, controles al libre flujo de capitales, cuotas, aranceles, etc. que provocan las caídas de la Bolsa, las recesiones y las guerras comerciales, frecuentemente inducidas por empresarios proteccionistas y sus políticos amigos.

En Libre Mercado

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