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Cristina Losada

El tiempo nuevo de Blanco

Mientras los empresarios vascos que se niegan a pagar el chantaje son amenazados por ETA y sus "comandos putaditas", los socialistas abren líneas de crédito a sus cómplices.

Alguna verdad suelta se le tenía que escapar. La flauta suena a veces por casualidad y de lo que dijo Blanco ante la tumba de un concejal socialista asesinado por ETA, una cosa es cierta: estamos en un "tiempo nuevo". Tan radicalmente nuevo es este tiempo que al fiscal general le preocupa que un juez quiera encarcelar a individuos que encabezan distintos negociados del entramado de la banda. Le inquieta a esa alma cándida que se tome una decisión tan drástica con ellos, pobrecillos, y critica al estricto juez. El socialismo gobernante clamaba hace cuatro días por el respeto a la independencia judicial a cuenta del sumario del 11-M. Pero el tiempo nuevo no se fabrica con coherencia ni honestidad. Ni siquiera con elementos reales. Se teje con entelequias como un proceso de paz inexistente, pero que ya merece que se le sacrifique todo aquello por lo que murieron personas como Froilán Elespe. Ante su tumba dijo Blanco que nadie entendería que ETA volviera a matar. Es la nueva forma de combatir el terrorismo: no amenazar con la prisión, sino con la incomprensión.

Y aún así. Pues no todos los socialistas llegan a tanta crueldad con los cómplices de la banda. Gregorio Rojo y los consejeros socialistas de Caja Vital han sido muy comprensivos con uno de los individuos que el juez quiere meter en la trena. Le han dado un aval por 100.000 euros para que pueda librarse de la experiencia. Hombre, y por qué no. El tipo ha puesto como garantía uno de los inmuebles del sindicato que dirige, y así la Caja no corre riesgos. Ya lo dice la web de la entidad financiera: los avales y garantías son un servicio por el que la Caja proporciona a su Empresa una garantía ante Terceros que puede resultar necesaria en múltiples situaciones. El sindicato proetarra es una Empresa, y a las claras se ve que con futuro, el juez un Tercero en discordia, y la cárcel por complicidad con el terrorismo, una situación como cualquier otra.

El hermano del presidente del Senado ha comprendido perfectamente los tiempos nuevos. El primer artículo de los estatutos de la Caja afirma que es una Institución de carácter benéfico-social sin finalidad de lucro, y ello da pie para que Rojo haga el bien sin mirar a quién. Qué obra más benéfica y social puede imaginarse que impedir que quienes obedecen las consignas de una banda terrorista den con sus huesos en chirona. Claro que esto casa mal con el hecho de que la entidad se parapete en criterios técnicos y financieros para conceder el aval, como ya hizo cuando la marca blanca de Batasuna le pidió 54.000 euros. ¿En qué quedamos? ¿Ánimo de lucro o afán de beneficencia? ¿Les preocupa la pasta o les inquieta que el espejismo del proceso de paz que viene anunciando el profeta de La Moncloa se desvanezca del horizonte si esos sujetos pisan la cárcel?

Mikel Buesa, presidente del Foro de Ermua, ha demostrado en informes y artículos que el tinglado etarra recibió, entre 1993 y 2002, un promedio anual de 23,6 millones de euros, del que más de la mitad correspondía a subvenciones públicas. El cierre del grifo del dinero que supuso la ilegalización de Batasuna ha sido uno de los elementos claves para el debilitamiento de la banda. De los nacionalistas vascos no podía esperarse sino que corrieran en ayuda de sus protegidos. La peculiaridad del tiempo nuevo de Blanco radica en que los socialistas también los socorren. Desde las instancias políticas, judiciales y financieras hacen lo que pueden. Mientras los empresarios vascos que se niegan a pagar el chantaje son amenazados por ETA y sus "comandos putaditas", los socialistas abren líneas de crédito a sus cómplices. Pero ya dijo Patxi que la sed de dinero que sufre la banda es señal inequívoca de que está a punto de dejar las armas. Quedaría muy propio en este tiempo nuevo y comprensivo que se aprobara un plan de pensiones para los pistoleros. Será por dinero.

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