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Agapito Maestre

La violencia del Estatuto

La participación formal de ERC en el sistema político español sólo tiene un objetivo: dinamitar el orden constitucional y democrático, ofreciéndose incluso a ETA, a los criminales, para que no maten en Cataluña, aunque lo hagan en el resto de España.

Mañana, dice Carod Rovira, Cataluña será un Estado, pero que no tomemos sus palabras como una amenaza. Por supuesto, sus declaraciones no son amenazadoras, sino que levantan acta de una sociedad perversa, sin respeto por sí misma, y sobre todo vulgar, porque hace tiempo abandonó el placer de los matices. El nacionalismo separatista oculta la maldad, la principal violencia, contra la nación española. El Estatuto de Cataluña, o sea, el malentendido y el menosprecio, lo oscuro y lo funesto, en fin, el engaño y la corrupción, son intercambiables con la norma y la bondad que pudiera albergar el texto de la Constitución. En Cataluña no hay ninguna fórmula común que no pase por la alianza del cinismo y la corrupción. Horriblemente anudados en las declaraciones de Carod, la voz serena de los asesinos de la nación española, sólo tienen un objetivo: negar que existe violencia en Cataluña. He ahí la principal preocupación de las elites políticas nacionalistas y socialistas en Cataluña: negar que violentan, incluso hasta la muerte, a la Constitución de 1978.

Por eso, dice Carod Rovira, el mediocre incurable, que en Cataluña no hay violencia. Falso. Su partido, él mismo y sus relaciones con ETA reflejan lo contrario. Dice Carod Rovira que no hay el mínimo atisbo de violencia en la lucha de ERC y sus aliados por separarse de España. Mentira. No pasa un día sin que sus palabras no impliquen una amenaza a los españoles. Dice Carod Rovira que quiere romper España sin violencia. Imposible. Sí, su partido político, ERC, es incomprensible sin la violencia. Violencia física y verbal, violencia amenazadora y real, violencia, sí, en todas sus maneras es lo que define a los dirigentes de este partido.

La participación formal de ERC en el sistema político español sólo tiene un objetivo: dinamitar el orden constitucional y democrático, ofreciéndose incluso a ETA, a los criminales, para que no maten en Cataluña, aunque lo hagan en el resto de España. ¡Puede haber más violencia, más horror, que aceptar el asesinato, mientras no nos toquen a nosotros! Miserables. Por lo tanto, nadie en su sano juicio puede reconocer en las palabras de Carod Rovira otra cosa que falsificaciones, mentiras y quimeras. Desde su fundación hasta hoy, pasando por los diferentes golpes de Estado que dieron a la nación española, ERC es un partido con un único objetivo: matar España.

Si eso, si eliminar la idea de ciudadanos españoles, de ciudadanos nacionales, no es violencia, entonces no podemos hablar de política ni de nada con un poco de sentido. Todo estaría justificado. Pero como eso sería una inmoralidad, una indignidad, reitero que Carod es un individuo que basa toda su acción en una decisión violenta: matar a España. Más aún, sólo reconoce que España es una nación al margen de la nación catalana. Violencia ideológica, violencia histórica, violencia, en fin, es todo para Carod Rovira y ERC. De ahí su obsesión por ocultarla. Carod, como los peores verdugos de la historia del crimen político, está obsesionado por no dejar pistas.

Así las cosas, nadie olvide que el Estado confederal, que ayer se inició con la aprobación del preámbulo del Estatuto de Cataluña, llegó con violencia, con mucha violencia, con la peor de las violencias... con la violencia simulada. Lo grave es que, en este proceso, ERC no está aislada. Tan perversa como la violencia de ERC es la de sus aliados socialistas y convergentes.

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