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Federico Jiménez Losantos

El Estado de Derecho se declara en tregua

Han ido tan lejos en la claudicación, en la cobardía, en el sectarismo, en la traición y en la rendición ante los enemigos de España que incluso la peor opinión que pudiéramos tener del polanquismo y la progresía ha quedado superadísima por los hechos.

Los etarras deben pasárselo bomba cada vez que leen las cosas que dice y hace Conde Pumpido. Es difícil rendirse más humildemente que el Fiscal General del Gobierno y a cambio de menos. Pero al margen de demostrar que Zapatero vendería a su abuelo por calmar su ansia infinita de seguir en la Moncloa, la política de liquidación del Estado de Derecho que, a modo de kamikaze pasado por la Pasarela Maputo, encabeza Cándido es una verdadera apelación a la delincuencia internacional para que se haga definitivamente cargo de España, una nación en liquidación por derribo y un Estado de Derecho que se ha venido abajo en dos años. Es hora de que vuelva el Narco Volador y abra oficina junto a la Audiencia Nacional, donde seguramente ya tiene amigos y conocidos. No le faltarán clientes. Incluso puede ir con su señora la del crepúsculo judicial a la telebasura y su reinserción será completa.
 
El problema de fondo lo planteó perfectamente Alcaraz en la COPE cuando se le preguntó cuál debería ser la respuesta del Estado a la enésima tregua-trampa de la ETA. Dijo el Presidente de la AVT que si un violador deja de violar, no por eso la policía debe dejar de perseguirle, y los jueces de juzgarlo y meterlo en la cárcel. Y que los delitos cometidos por los etarras deben pagarlos. Todos. Evidentemente, Zapacándido piensa de forma muy distinta: hay que desmantelar la Ley y las instituciones del Estado de Derecho para que los etarras se sientan cómodos. ¿Más cómodos todavía? ¿Pero se puede estar más cómodo que Henri Parot? ¿Se puede ser más feliz que Otegi? ¿Hasta dónde puede llegar la humillación del Estado ante el terrorismo, la sumisión electorera del PRISOE ante la ETA?
 
Esta es la única pregunta a la que, sinceramente, no podemos responder. Han ido tan lejos en la claudicación, en la cobardía, en el sectarismo, en la traición y en la rendición ante los enemigos de España que incluso la peor opinión que pudiéramos tener del polanquismo y la progresía ha quedado superadísima por los hechos. El naciente régimen de Perpiñán, edificado sobre los escombros de España, es incompatible con la libertad, la democracia y el Estado de Derecho. Pero bastante les importa eso a los cándidos y alonsos del Derecho Alternativo. No hay Nación, no hay Estado, pero tenemos que seguir pagando las nóminas de dos millones y medio de funcionarios. ¿Para qué? Que privaticen España y que las pague Polanco. Si le obedecen, que se haga cargo de la Seguridad Social. Y cuando vuelva el Narco Volador, que le den un programa en la Cuatro. Aquí lo único que no se valora es el cumplimiento del delito, pero al delincuente se le venera, se le respeta, se le paga y se le sirve. El resultado está a la vuelta de la esquina: lleva navaja, pistola o cinturón con explosivos. Y está entre nosotros para quedarse. Alguien debería informar a los náufragos de Mauritania sobre la verdadera situación del país al que quieren llegar jugándose la vida. Si les cuentan lo de la ETA y Cándido, Zapatero y Perpiñán, lo mismo se vuelven a la selva. Es más segura.

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