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Carlos Semprún Maura

Esperando a Godot

La pregunta era: "El sistema de libre empresa y la economía de mercado ¿es lo mejor para el futuro?". El 74% de los chinos consultados respondieron que sí, pero en Francia sólo un 36%. Francia no acaba de tragar el capitalismo.

Los medios y los políticos franceses han acogido la noticia del "alto al fuego" de ETA como si se lo creyeran, y han ensalzado la magnífica labor del señor Rodríguez. Las palabras "paz" y "esperanza" dominan los abundantes comentarios. Hay que leer éstos muy detenidamente para notar alguna reserva, que es de clavo: si los etarras se creen que Biarritz y Bayona (y el resto) dejaran algún día de ser franceses, se van a llevar el chasco de su vida. Pues de eso se trata, precisamente. Y si Pierre Rousselin, en su editorial de Le Figaro del pasado viernes 24, loa la moderación de ETA, que no exige ni "independencia" ni "autodeterminación", esto demuestra sencillamente que no sabe leer, o que miente descaradamente. Con tono de vencedor que impone sus condiciones, ETA exige no sólo autodeterminación-independencia, sino Navarra, y la parte del "territorio vasco, bajo administración francesa", o sea, en vascuence: ocupación francesa. Además, ¿ETA ha entregado sus armas, ha cesado de exigir a bombazo limpio el impuesto revolucionario, ha cesado su dictadura cotidiana en las empresas, facultades y barrios? No; es el cuento de nunca acabar.

Me entero por la prensa gala de que el Rey, en visita oficial aquí, tiene el carné del PSOE. O si no lo tiene, por exigencias reales, comulga con las ruedas del molino sociata. Buena prueba de ello, según el Diario del Domingo, es que el único presidente de Gobierno con que se ha enfrentado Su Majestad fue José María Aznar. El miércoles 29 el Rey irá, por primera vez, a Tolosa, para afirmar "la reconciliación entre las dos Españas" visitando a los refugiados republicanos que se exiliaron en 1939. Será una visita a un cementerio, es de suponer, porqué yo cumplí 10 años a finales de 1939. Echen cuentas. Si no me creen, consulten Internet para verificar que, tratándose de España, los franchutes no se han movido de "la heroica lucha del pueblo español contra el fascismo". Otra cosa es que el Rey, garante de la unidad de la nación, cumpla realmente su deber. ¿Y el Príncipe? El Príncipe es peor.

Estamos pues, aquí en Francia, en vísperas de la batalla: la gran jornada de protesta contra el CPE, con huelga nacional pacífica, desfiles y tamboriles. A sabiendas de que las apuestas no son cosas serias y políticamente correctas, apuesto a que el martes 28 será una jornada de mediana intensidad, con paro relativo en los transportes y alrededor de un millón de manifestantes en toda Francia, o sea, lo suficiente para que partidos y sindicatos clamen victoria y el Gobierno pueda seguir "negociando", o sea manteniendo el contrato de primer empleo pero vaciándolo de su contenido, para que siga siendo tan difícil contratar y despedir. Como ayer domingo lo declaró por televisión el secretario del sindicato comunista CGT, Bernard Thibault, se trata de defender el "modelo social", mucho más que anular el dichoso contrato. Esta supuesta guerra abierta entre "social" y "liberal" no pasa de ser un conflicto semántico e ideológico, porque cuando el Estado tiene entre manos todas las bazas para imponer o rechazar cualquier diminuta iniciativa en el mundo laboral, el liberalismo está ausente. Le Figaro-Economie publicó, el sábado 25, un sondeo realizado en 20 países por GlobalScan, que tiene su interés en el ambiente actual. La pregunta era: "El sistema de libre empresa y la economía de mercado ¿es lo mejor para el futuro?". El 74% de los chinos consultados respondieron que sí, pero en Francia sólo un 36%. Francia no acaba de tragar el capitalismo.

Lo que todo el mundo teme, para mañana, es el retorno de las bandas islamistas que arrasaron el pasado jueves. Veremos.

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