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Amando de Miguel

Ad hóminem

La concejala del PP, Amparo Moriche, se mostró a favor del cese [quiso decir de mi destitución, pues el cese es voluntario] "en coherencia con las políticas que desarrollamos en los planes de igualdad".

Paso por alto los muchos elogios que recibe esta seccioncilla, que lo es de todos los libertarios que a ella acuden. José María Allas Llorente admira mi sentido común aplicado a las cuestiones lingüísticas, pero se queja de que en este rincón se acojan teorías "curiosas, simpáticas, sorprendentes, chispeantes, hilarantes… pero peregrinas". Supongo que lo de "peregrinas" es una tacha para calificar a las contribuciones de algunos libertarios como extravagantes o sin mucho interés práctico. Vaya por delante que esta seccioncilla no es un espacio académico o científico. Es más bien un mercadillo o corralillo de las palabras. Si no se exige mucho, nadie se considerará descontento. Por otra parte, el resultado es el que es; los libertarios mandan.

Jacinto Javier Martínez Polo (Madrid) es abogado en ejercicio. Se refiere a la polémica sobre la violencia doméstica por la que he recibido abundantes descalificaciones y contumelias. En apoyo de mi tesis, don Jacinto Javier corrobora los siguientes datos: "a) Efectivamente, son más los casos de la denominada violencia doméstica en las llamadas parejas de hecho que en los matrimonios tradicionales. b) Son más los casos de violencia doméstica entre la población inmigrante que entre la nacional".

De acuerdo con el razonamiento de mi corresponsal, se infraestiman mucho los casos de violencia en las parejas de hecho porque esa circunstancia tiende a ocultarse ante el juez o la policía. Don Jacinto Javier lanza al aire la pregunta pertinente: "¿Para cuándo una estadística real de los denominados casos de violencia doméstica?". Aunque parezca mentira, todavía no tenemos una estadística fidedigna de esa triste realidad. Es más, sospecho que hay muchas personas con poder que están interesadas en que esa estadística no se sepa.

Ignacio Ramos me envía, compungido, un recorte de El Mundo en el que se recoge este suelto: "El Ayuntamiento de Alcalá de Henares ha aprobado por unanimidad, con los votos del PP, el PSOE e IU, apoyar el cese de Amando de Miguel como miembro del Consejo Económico y Social de la Comunidad de Madrid por su demostrada y reiterada misoginia y machismo". La concejala del PP, Amparo Moriche, se mostró a favor del cese [quiso decir de mi destitución, pues el cese es voluntario] "en coherencia con las políticas que desarrollamos en los planes de igualdad". En la citada moción se aduce que "es inadmisible para una democracia que en una institución pública y democrática se mantenga como miembro a una persona que atenta reiteradamente contra la dignidad de las mujeres y los derechos constitucionales". Creo que los libertarios tienen derecho a conocer ese exabrupto de los ediles complutenses en los que tiene mayoría el PP. Supongo que se basan en la única prueba posible, un artículo mío publicado en Cuadernos de Pensamiento Político, 9 (FAES) con el título "La violencia de género y otras iniquidades". Añado otra posible prueba, la novela que está a punto de aparecer en Ediciones del Cobre con el título "Hacían una pareja estupenda…". Aduzco esas pruebas para que los libertarios juzguen por sí mismos si este escritor que susoescribe es misógino, machista o debelador de los derechos constitucionales. Alegaré en mi defensa que el elemento común de los escritos que cito es la preocupación por la dignidad de la mujer y la defensa de los derechos constitucionales. Precisamente uno de los derechos constitucionales es que los delitos de opinión no existen.

Sobre la voz "libertarios", en la jerga de esta pequeña comunidad de los que participan en esta seccioncilla, Juan Antonio Fernández Martínez propone "libertodigitaleros". Por lo mismo podría ser "libertodigitalios". Pero, de momento, lo de "libertarios" va cuajando. Así se me presentan muchas personas en todos los lugares de España por donde viajo. Es una especie de santo y seña de reconocimiento. Recibo de ellos mucho ánimo para "seguir dando caña".

Enrique Martorano se queja, con razón, de que yo hablara de "tontería" para calificar sus razonamientos en torno a una propuesta del Gobierno. Se refería a la de sustituir oficialmente las nociones de "padre" y "madre" por "progenitor A" y "progenitor B" o sus equivalentes femeninos. Pido perdón si en algo he ofendido a don Enrique. No era mi intención. Lo de la "tontería" intentaba calificar el gesto arbitrista del Gobierno al ocuparse de esa sinsorgada que es lo de cambiar "padre" y "madre" por "progenitor". Son conceptos distintos. "Padre" y "madre" son adscripciones afectivas, morales y jurídicas. Lo de "progenitor" (A o B, masculino o femenino) es una categoría biológica que resulta poco relevante a efectos de convivencia. El "progenitor" puede ser un banco de semen, que poco cariño merece.

Uno añora el socialismo de los años treinta. Aparte de algunas insensateces ideológicas, ese socialismo fue capaz de diseñar el Plan Badajoz, el tubo de la risa (el enlace Atocha-Chamartín), los nuevos ministerios de Madrid o el trasvase Tajo-Segura. En cambio, el socialismo hodierno se entretiene con esas macanas de la sustitución de "padre" y "madre" por "progenitor A o B" o del casamiento de los homosexuales. Por cierto, me gustaría saber la estadística de los divorcios de homosexuales. Me temo que un matrimonio de homosexuales dura lo que el cantar del vizcaíno.

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