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EDITORIAL

La ley del embudo

Uno de los pilares básicos de Occidente, la libertad de expresión, está siendo puesto en peligro por la coacción violenta de un grupo religioso que no acepta ni quiere aceptar que el individuo es más importante que el colectivo.

Vivimos unos tiempos extraños, en que los cómicos –no los de aquí, naturalmente– están defendiendo una posición mucho más firme que los líderes políticos y mediáticos. Uno de los pilares básicos de Occidente, la libertad de expresión, está siendo puesto en peligro por la coacción violenta de un grupo religioso que no acepta ni quiere aceptar que el individuo es más importante que el colectivo, ni que la conciencia individual es un valor a preservar muy por encima de la opinión que eso le pueda merecer a la comunidad de creyentes, la umma.

En Italia, se ha descubierto que Dante es ahora políticamente incorrecto. Pues fue el florentino quien colocó en las llamas del infierno a Mahoma, no un dibujante en el siglo XXI. Éste sólo lo ha recordado para criticar la política italiana de acobardarse ante la "religión de la paz", política que el director del semanario donde se publicó la viñeta se ha encargado de reafirmar, pidiendo disculpas.

En Estados Unidos, una serie que se ha burlado de las creencias religiosas y políticas de la práctica totalidad de los habitantes de su país, ha visto como el canal que la emitía se negaba a mostrar un dibujo de Mahoma que, al parecer, nada tenía de especial. El capítulo estaba dedicado a mostrar la importancia de no sacrificar la libertad de expresión ante el altar del chantaje violento. Uno de sus personajes indicaba que, si se lograba no emitir esa imagen, los demás grupos afectados protestarían a su vez, hasta que desapareciera toda ofensa de la televisión.

Es triste que un dibujo animado, por lo demás bastante soez, lo entienda mejor que la mayoría de nuestros representantes democráticos, escudados tras un falso "respeto" al Islam que no manifiestan por otras creencias. Quizá es que algunos cómicos han entendido que su pan estará en riesgo mucho antes que el de los políticos o los dueños de medios de comunicación. O que su misión, en el fondo, no deja de ser señalar que el rey va desnudo.

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